¡Que empiece el espectáculo!

Alejandro Valverde, durante la edición del año pasado

Alejandro Valverde, durante la edición del año pasado / EFE

Jonathan Moreno

Desde hace unos años La Vuelta es otra historia. La organización de la carrera se ha desmarcado de las otras dos ‘grandes’ por antonomasía y ha apostado a ciegas por levantar a los aficionados del ciclismo de sus sofás. La siesta está prohibida en el mes de septiembre. Y la presente edición de la ronda española promete emociones fuertes. Quizás no esté lo más granado del pelotón mundial, pero sí los suficientes primeros espadas para, tal y como decía el legendario Héctor del Mar, garantizar el espectáculo. 3272,2 kilómetros separan a los 176 participantes de lucir con orgullo el maillot rojo por las calles de Madrid. En esta edición, la 74ª para ser más exactos, la codiciada prenda cumple una década de antigüedad. Motivo suficiente para que los 22 equipos que se dan cita en carrera planten batalla sobre el pavimento. 

Ocho llegadas en alto

No estará Simon Yates para defender la gloria conseguida el año pasado. El del Mitchelton-Scott cede el dorsal número 1 a un Alejandro Valverde que lucirá por última vez sobre el asfalto español su maillot arcoíris como campeón del mundo en 2018.

La fiesta del ciclismo echa a rodar hoy en Las Salinas de Torrevieja. Como viene siendo tradicional, la etapa prólogo será una contrarreloj por equipos, donde el Jumbo Visma parte como principal favorito al triunfo. Primoz Roglic podría empezar a establecer las primeras rentas en la general en su terreno predilecto, ese que más domina, en el que mejor se defiende el corredor esloveno. 

El libro de ruta, no obstante, no favorece al balcánico. La organización ha dibujado diversos perfiles, todos ellos variopintos, con muchas ratoneras, emboscadas y ocho metas en alto. Al fin y al cabo, eso es lo que despierta el interés del espectador. 

No habrá que esperar mucho para que la carretera empiece a agarrar pendiente. En el quinto día de competición el pelotón afrontará la ascensión al observatorio de Javalambre, al sur de la provincia de Teruel. Un muro considerable en el que los ‘gallitos’ del corral deberían marcar distancias respecto a sus oponentes. 11,1 kilómetros de subida, con pendientes de hasta el 16% de desnivel. 

Con las piernas todavía ‘cargaditas’ y acusando el esfuerzo en territorio aragonés, dos días más intensos con las llegadas a Puerto de Ares y Mas de la Costa. Éste último, que ya se subió en 2016, es un rompepiernas de 4,1 kilómetros al 12,3% de pendiente media y rampas que alcanzan el 25%. Duelen los riñones nada más leerlo. 

Después de una octava jornada de transición por territorio catalán, donde se ascenderá a Montserrat, llegará la etapa reina de La Vuelta 2019. Día corto, apenas 96,6 kilómetros, pero de una dureza extrema. Ordino, Coll de la Gallina y la ascensión final a Cortals d’Encamp, único puerto que supera los 2.000 metros de altitud en todo el trazado.

Si la clasificación general no empieza a estar perfilada a estas alturas de la película, el ecuador de la competición nos regala la contrarreloj individual. La Vuelta se adentra en territorio francés para disputar 36,1 kilómetros contra el cronómetro alrededor de Pau. Bicicletas de triatleta y vestimentas y cascos aerodinámicos. Como todos sus rivales han coincidido, Roglic es el adversario a batir en esta décima etapa. 

Regreso a Los Machucos

Alberto Contador inscribió su nombre en la hasta entonces inédita cima de Los Machucos o Collao Espina. Fue en 2017. La organización ha recuperado una cota explosiva, con tramos de hasta el 28% de desnivel y que pretende dinamitar al pelotón con las vacas pasiegas como espectadoras de lujo. En la Cordillera Cantábrica los ciclistas vivirán dos días de aúpa, con llegadas al Santuario del Acebo, que se encarará por una vertiente alternativa a la de otras ocasiones, y el Alto de La Cubilla.

Antes del paseo triunfal por Madrid, el jersey rojo podría verse amenazado a puertas de la capital. La penúltima etapa en carreteras abulenses será la traca final. Tierra de escaladores como el malogrado ‘Chaba’ Jiménez o Carlos Sastre. La Sierra de Gredos será la traca final a una Vuelta a España de pronóstico incierto y que promete emociones fuertes.