La selección española, un 'polvorín'

Máxima tensión en la concentración de la selección española absoluta en Las Rozas. Después de que saliese a la luz que las capitanas, en nombre de todo el equipo, llamaron a Luis Rubiales la semana pasada para pedir la destitución de Jorge Vilda, las jugadoras se reunieron el lunes -según Relevo- con el seleccionador para pedirle su dimisión. En este encuentro, Vilda fue muy rotundo y reiteró su intención de cumplir sus dos años de contrato, y durante el día de ayer, el técnico mantuvo reuniones individuales con cada una de las 23 jugadoras. 

MAYORÍA SIN UNANIMIDAD

Las jugadoras trasladaron al seleccionador, según el mismo medio, que no confían en él, a menos de un año para el Mundial, para lograr traducir en títulos los éxitos cosechados con los clubes después de muchos años de trabajo y el nivel de la plantilla. No se trata de una postura unánime, pero sí mayoritaria.

LOS MOTIVOS

Más allá de la situación de estancamiento en la que se encuentran las jugadoras de la selección, las razones de este ‘motín’ van más allá. Según la información citada, las protagonistas creen que existe una mala gestión del vestuario, con una exagerada distinción en el trato entre las habituales titulares y suplentes que genera desmotivación para las segundas.

También consideran que el nivel en los entrenamientos es “muy bajo” en comparación con las sesiones de trabajo en sus respectivos clubes y que existe una mala gestión de lesiones y sobrecarga de minutos, especialmente en los amistosos, que a veces ha agravado esas molestias o ha impedido una correcta recuperación.

BLINDADO

A pesar de la tensión existente en la selección, la postura de la RFEF es contundente. Aseguran que mantienen su apoyo a Vilda y descartan, firmemente, su destitución.

El seleccionador pretende enderezar la situación y reconoce sentirse "con confianza" para afrontar el Mundial. Pero la división en el grupo es evidente.