De Chani a Lucas, de bisabuelo a bisnieto: el oviedismo que queda en familia

El socio más antiguo del Oviedo transmite el amor por el club azul a su primer bisnieto, el abonado más reciente

Chani tiene 99 años y Lucas, apenas una semana de vida

Juan Serrano, «Chani», sostiene a su bisnieto, Lucas García, en su domicilio de Oviedo, con su carné y el del bebé

Juan Serrano, «Chani», sostiene a su bisnieto, Lucas García, en su domicilio de Oviedo, con su carné y el del bebé / David Cabo

Xuan Fernández

Chani, 99 años, un físico que asusta para bien, memoria intacta, apretar fuerte de manos y sonrisa picarona, sujeta en brazos a Lucas, que no tiene ni una semana de vida y como es lógico no se entera de nada, ya se lo contarán cuando sea mayor. Chani, que se llama Juan Serrano, tiene el carné del Oviedo en la mano y como le pasa con Lucas, su primer bisnieto, tampoco lo suelta. El bisabuelo mira embobado al bebé, que parece relajado con él, y el tiempo se detiene en seco unos segundos. Les separa casi un siglo de vida, pero les une mucho más que el tiempo.

La sangre y el escudo. Porque para Chani en ese instante, en ese gesto, en ese momento, se condensa todo lo demás. Su vida. Ahí está, claro, su familia, con Lucas como último eslabón de una generación que no se detiene –en marcha está su segundo bisnieto–. Y está, cómo no, su Oviedo, que para él siempre ha estado ahí. Y viceversa. Con Lángara, con Carlos, con Cervero, con Bastón, con Prieto o con Pachuca. Chani lo vio todo, desde el cielo de la Delantera Eléctrica hasta el infierno ante el Caravaca, y ahora es tiempo de Lucas.

Los dos son el primer y el último representante del oviedismo sobre la tierra. Chani, que nació un 11 de febrero de 1924, dos años antes de la fundación del Oviedo, es el abonado número 1. No lo hay más longevo. 83 años al pie del cañón, 83 años de socio ininterrumpido, y los que le quedan.

Lucas García López, hijo de Paula y Javier, nacido el pasado 18 de septiembre, es, en el momento que se elabora este reportaje el socio más reciente del Oviedo, el 22.214.

El oviedismo, se ha visto, es cosa de familia. Y lo de Chani parece cosa del destino. Tímido al principio, dicharachero a los pocos minutos, el veterano azul se arranca y recuerda bien cuando llegó a entrenar alguna tarde con el primer equipo del Oviedo. «Hicieron un campeonato en Teatinos al que fueron veinte equipos y nos cogieron a varios. Yo acabé llegando al Oviedo Aficionados, lo que ahora es el Vetusta, y de vez en cuando nos subían con los buenos».

Era el Oviedo de, palabras mayores, los Lángara, Falín, Merino o Herrerita. Este último, una leyenda, incluso le metió una vez a Chani una bronca por «chupón», como quien no quiere la cosa. «Me dijo: ‘suelta esa pelota, hombre’. Y mira que luego cogió fama de individualista», rememora Chani, que fue buen amigo de Herrerita y también de Lángara, una «persona sensacional». El Oviedo siempre pululó por la vida de Chani, el cuarto de seis hermanos, de los que solo queda él. Su padre, Félix Serrano, era miembro de la junta directiva del Real Club Deportivo Oviedo, que se fusionó con el Real Stadium Club Ovetense y en 1926 dio lugar al Real Oviedo.

Chani tenía ahí 2 años y heredó el oviedismo que ahora recibe Lucas. Hay más. Su hermano mayor, Félix Serrano, fue alcalde de Oviedo (1975-1978), presidente de la gestora del club azul en 1964 y el hombre que fichó a Sánchez Lage y Luis Aragonés. No acaba ahí. Dos de sus hijos, Jaime y Pedro Serrano, fueron futbolistas del Oviedo y un nieto, Jaime, llegó a jugar en el Vetusta.

Para Chani, un tipo familiar que trabajó desde los quince años hasta su jubilación en la empresa familiar, Anís de la Asturiana, la historia no se detiene porque su legado sigue. A su alrededor todo es azul. O casi.

Porque, en un guion de vida que parece preparado, no se puede obviar un detalle que casi resulta irónico. La mujer de Chani, Concepción González-Gallarza, es del Sporting. Y el padre de Lucas, Javier, también es del Sporting y llegó a jugar en su filial. Está claro que todo queda en familia.