El derbi madrileño más cruel

El Wanda Metropolitano acoge su primer derbi

El Wanda Metropolitano acoge su primer derbi / FABIÁN CABRERA

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

La esperanza del Atlético de Madrid y del Real Madrid, que se miden el sábado (20.45 horas) en el Wanda Metropolitano, es recuperar los goles que les lleven a recuperar su fútbol y competir por el título.

Qué se puede decir de un derbi de los considerados grandes en el que la lucha se centra por la supervivencia con sólo once jornadas disputadas. Pues poco, salvo que denota la zozobra de dos equipos diseñados para metas superiores que nadan en las dudas, en la mediocridad de un fútbol menor cuyo denominador común son los problemas de golear. Ni los Cristiano, Griezmann, Benzema o el ‘Niño’ Torres mandan en la lista de realizadores de sus respectivos equipos, muestra de la depresión en la que se mueven. Su esperanza es que sea el día de encontrarse a sí mismos con un buen espectáculo. Y a ser posible, con muchos goles que coloreen su grisáceo momento.

Así se presenta este Atlético de Madrid-Real Madrid, un partido de la máxima apocado que dejará una víctima muy tocada salvo un empate. Un reparto de puntos podría deprimirles un poco más, si eso supone que les alejan aún más de una Liga que se les escapa. Y lo hace por primera vez en el lujoso estadio rojiblanco, un Metropolitano a reventar de pasiones, porque un derbi siempre es un derbi y las alegrías de uno se alimentan de las tristezas del otro. Lo que no desaparecerá es la eterna rivalidad entre indios y vikingos, que es el alimento que engorda la discrepancia.

Novedades

La suerte para Simeone y Zidane es que tienen a casi todos sus jugadores para elegir el once que crean más competitivo. 

El francés tiene algo menos con la baja de Keylor Navas y un Casilla que no ha brillado cuando le ha tocado sustituir al constarricense, además de Bale y Kovacic. Pese a ello, recupera a Carvajal y Varane respecto al último partido. Además, Modric está listo tras superar un pequeño resfriado. Con todo, tendrá a su once tipo con permiso del galés, Isco incluido y resorte de un equipo en el que se ha hecho hueco a costa de las lesiones de su compañero. Un once tipo que este año no acaba de funcionar.

Simeone también tiene la duda de un titular, Filipe Luis, que sale de una lesión y apunta a suplente. Después, tiene donde elegir y parece que se va a decantar por blindar el centro del campo sacrificando a Carrasco para poner a Thomas. Al argentino se le ve más preocupado en hacer frente a la medular blanca que en construir su propio castillo. Y es que el horno no está para bollos.