El PSG empata a medio gas pensando en la Champions

El cuadro parisino apenas apretó en un partido que tuvo de todo, sobre todo con ocasiones para el Mónaco

Mbappé apenas jugó la primera parte y decidió marcharse al palco para ver la segunda junto a su madre

Achraf Hakimi, titularísimo para Luis Enrique

Achraf Hakimi, titularísimo para Luis Enrique / ASM

Albert Gracia

Albert Gracia

El PSG no pudo pasar del empate ante el Mónaco. Y gracias. Los parisinos jugaron a medio gas durante todo el partido, pensando mucho más en la Champions que en una Ligue 1 que tienen bien encarrilada. Mbappé ni sudó y se fue al palco a ver la segunda parte junto a su madre. No pudo celebrar ningún tanto de su equipo.

Si no se quemó el PSG en la primera mitad fue gracias a Donnarumma. Luis Enrique planteó un equipo de circunstancias, acuciado por las bajas atrás y por la inminente eliminatoria de Champions. Y entre que los parisinos salieron como si la cosa no fuera con ellos y que el Mónaco tenía previsto aguarle el regreso a Mbappé, la primera parte se les hizo durísima.

Sin centro del campo y abonado a encadenar pérdidas en zonas comprometidas, el PSG concedió demasiado a un Mónaco que se divirtió. Tanto que se olvidó de que la tarea era perforar la meta de Donnarumma. El italiano se estiró en un sinfín de ocasiones para mantener a su equipo en el partido.

Balogun y Ben Yedder, la dupla monegasca, tuvieron aproximaciones como para matar el partido. El ex del Sevilla anotó, pero el árbitro invalidó el tanto por fuera de juego. Activos estuvieron también Akliouche y Minamino. Nada le salía al PSG, que encima tuvo que lamentar la baja de Asensio.

En la reanudación, muy poco de ambos equipos. Con Mbappé yéndose a la grada con su madre para ver el partido, frenó el Mónaco su ímpetu en ataque con el paso de los minutos y el PSG sí se hizo dueño y señor del partido. Ajustó algunos movimientos Luis Enrique al descanso y su equipo mejoró con los cambios, pero no tanto.

Todo el potencial ofensivo del que presume el PSG ofreció más bien poco. Ni Dembélé y Barcola, los revulsivos, sirvieron para que el partido no se convirtiera en un quiero y no puedo. El Mónaco se olvidó de atacar, y el PSG que se olvidó de lo que era el último pase. Dejaron muchos espacios los del Principado, pero ni así.