Bellerín: crónica de un calvario que toca a su fin

Con el rostro todavía dolorido, pantalones que sólo él sabe llevar y una sudadera que le tapa la cabeza. Así salía Héctor Bellerín tras ser operado de los ligamentos de su rodilla izquierda. Hacía frío. Era enero. Pero el bueno de Héctor no tardó en ‘calentar’ su vuelta. No había tiempo para lamentarse. Para llorar. Ahora lo único que tocaba era volver como fuera: “No hay obstáculos en la vida que no se puedan superar”. 

Bellerín tenía el apoyo de técnicos, compañeros y rivales. Sabía que muchos otros habían podido salir de una lesión tan grave como la suya y él, cabezón, no iba a ser menos. Así pues, el lateral ‘gunner’ no tardó en ponerse manos a la obra. La semana inmobilizado, las semanas con el fisio para aliviar el dolor, las semanas con los primeros ejercicios de tonificación para ganar la musculatura perdida en el tren superior, las semanas de los primeros ejercicios activos, la rehabilitación en el terreno de juego, la puesta a punto... 

Todo parece haber pasado a la historia. Todavía tan reciente como hoy mismo en la retina, Bellerín está ocho meses después cerca de reaparecer como jugador del Arsenal. Han sido ocho meses -cuando lo habitual en estas lesiones son unos seis- muy duros. Ha tenido que sudar tinta pero ha valido la pena. 

Preparación en Ibiza

Y es que Bellerín no se ha permitido ni un pequeño descanso para seguir con su recuperación. Ni siquiera en Ibiza. El lateral español siguió una parte de su puesta a punto en Barcelona para luego marcharse a la isla a tomarse unas ligeras “vacaciones”. Entre comillas puesto que el jugador continuó su trabajo y contrató a un preparador para no perder el ritmo.

Ahora, cuando ya está todo listo para que vuelva a saltar al Emirates, todo ha acabado bien. De la cara desencajada a poder rodarse con el filial ‘gunner’ para ver si puede dar el salto definitivo. Es el último paso. Setiembre es el mes. El Arsenal le necesita y Bellerín vuelve con más fuerza que nunca. De la operación a la recuperación en Ibiza. Del calvario al optimismo. Ya está aquí.