“Quiero hablar dentro de la pista”

Alejandra Salazar empezó el lunes, en Riad, su 24a temporada en la élite del pádel mundial.

Pese a tener un currículum inmaculado quiere reivindicarse después de un final de 2023 “turbulento”

Alejandra Salazar

Alejandra Salazar / Oysho

Àlex Masana

Siempre es muy agradecido escuchar a Alejandra Salazar (Madrid, 1984). Su bagaje deportivo, el dominio de la oratoria, su experiencia, su pausa… todo acompaña a parar y a escucharla. Después de unos meses sin encontrar estabilidad deportiva, la madrileña estrenó el lunes, en el Premier Padel de Riad, un nuevo proyecto con Tamara Icardo. Asegura que, pese a jugar con puntos de dolor, las lesiones en las rodillas y el brazo están olvidadas. Y junto a su nueva pareja quiere volver a ganar. Todo son alicientes positivos para una Salazar que este año también va a ser la cara visible de la marca Oysho.

¿Empezar siempre cuesta mucho?

Mucho. Y con tantas novedades. Circuito nuevo, compañera nueva, condiciones muy diferentes de toda la pretemporada en España, llegamos dos días antes a Riad…El cuerpo se tenía que adaptar. Y todo esto para el primer partido de la temporada. El cóctel era chulo pero lo sacamos adelante. 

¿Se te hacen largas las pretemporadas?

En los últimos años se hacen cortas. Además, hemos tenidos también pluses de motivación como la Hexagon Cup, que también te lo hace más fácil y más llevadero. 

¿Y aparecen nervios en el debut?

Ahora ya son nervios buenos. Me afectan para bien. Cuando era joven me pesaban más. 

¿Has cambiado mucho las rutinas?

Mucho. Me empiezo a conocer bastante más. Se lo que me conviene y en los últimos años todo ha cambiado muchísimo. En descanso, en físico, rutinas de concentración. Ahora doy más prioridad a la calidad, no a la cantidad. 

¿Qué tal con Tamara?

Estoy feliz. Llevamos dos meses entrenando juntas. Se ha venido a Madrid para poner todos los esfuerzos. Con Maxi hacemos un equipo muy sano. Nos das mucha confianza y nuestros juegos se adaptan muy bien. Nos sumamos la una a la otra. Todavía nos queremos mucho. Hay mucho amor. (ríe)

Esto es como una relación de amor. La primera parte es la más bonita. 

Si pero no con todo el mundo ves que congenias desde el primer momento. Ni que los juegos empastan bien como nos pasa ahora. Estoy ilusionada con mi 24a temporada, no te voy a engañar. Con todos los cambios. Hace unos días estaba haciendo la maleta y me apetecía hacerla. Mucho. Y que sea por muchos años más. 

¿Qué te aporta Tamara?

Es una jugadora que me da mucha estabilidad. Es muy rocosa, defiende muy bien. Es muy precisa. Muy larga. Llega a muchas bolas y me cubre mucha pista. Es muy luchadora y de esto se le puede sacar mucho provecho. Que si nos ganan, lo tendrán que hacer muy bien. Seremos muy sólidas y rocosas. No tengo duda. 

¿La llamaste tu?

No la llamé yo. Cuando acabó el año me explicó que venía a Madrid para entrenar con Maxi. Ella quería hacer un proyecto nuevo, quería jugar a mi lado y yo le dije que no tenía nada claro en ese momento. Que lo valoraría. Hablamos, me contó el proyecto y tuve pocas dudas. Me lanze enseguida y creo que el potencial que tiene Tamara es muy alto. Además, se venía a vivir a Madrid y era un gran síntoma de que tenía ganas de que la cosa fuera bien. 

¿Quién te convence: Tamara o Maxi Gabriel? Hablan maravillas de él. 

(ríe) A Maxi lo conocía de cuando era jugador. Además de ser un buen profesional y que le ha ido bien como entrenador... para mi, es fundamental que sea buena persona. Y lo es.  Hay buen clima en los entrenos. En el día a día. Es una maravilla. Y claro… sabe mucho de pádel. 

Con los años y las últimas experiencias, ¿estar bien con el entorno es muy importante para ti?

Es determinante en el nivel de las parejas que van a estar arriba. Que te aguantes. Ahora rompemos antes las parejas y nos cansamos antes de las compañeras. Las parejas es fundamental que se lleven bien. Está claro que no puedes ganar siempre, pero si hay un buen clima se supera mejor. Y esto es un plus de cara a estar arriba a final de año. 

¿Tienes ganas de reivindicarte después de lo que pasó la temporada pasada y todo lo que generó la ruptura con Gemma Triay?

Tengo ganas de reivindicarme, si. No es una obsesión pero me encuentro bien para hablar en la pista. Y lo quiero hacer. Jugar a un buen nivel con una pareja estupenda. La segunda parte del año pasado fue un poco turbulenta, es cierto. Con la operación, el cambio de pareja, tuve un susto en la rodilla que pensaba que me la había roto otra vez… bajé el nivel, volvieron las dudas. Acabé bien el año y lo he empezado mejor. Y estoy muy motivada. 

¿Has pensado alguna vez en dejarlo?

Cuando pensé que me había vuelto a romper la rodilla, si. Todo apuntaba a que estaba rota sin tener la resonancia. Ahí pensé que era una señal. Y alomejor era el momento de dejarlo si tenía que afrontar otra vez la recuperación. Pero fueron horas porque con las pruebas me dijeron que no estaba rota. Hay Ale para rato. No sé si mucho rato pero hay Ale para rato. 

¿Te has planteado a qué te gustaría dedicar?

Hemos montado una agencia de representación de jugadores. Para poder estar cerquita de mi pasión; el pádel. Pero aún no me quita el sueño. Voy a estar cerca del padel. Eso seguro. 

Antes hablabas de las motivaciones de la temporada. ¿Ser la figura visible de la marca Oysho también motiva?

Totalmente. Todo me suma para esa ilusión. Es un privilegio y un honor que se fijen en mí. Espero darles muchas alegrías y devolverles la confianza. 

¿En qué consiste?

Tengo eventos con ellos y ellos marcan un poco qué quieren hacer. Eventos, charlas. Seguir un poco la guía que me pidan. Y mostrar un poco la línea de ropa de la marca. De momento, voy opinando sobre el diseño. Y la línea de padel sale en abril. No me ha dado tiempo de dar el feedback que me gustaría pero más adelante seguro que sí.

¿Qué te gustaría explicar en diciembre?

Me encantaría decirte que no me he lesionado. Que he podido competir. Ya sé que no ganaré siempre pero rindiendo bien sé que tenemos opciones de ganar. Y disfrutar. Sobre todo, disfrutar de mis últimos años jugando sin dolor.