Opinión

¿A quién quiere engañar Xavi?

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / VALENTI ENRICH

El Barça tiene un problema que se podría resumir diciendo que no juega a nada. Su fútbol es previsible y aburrido, falto de garra, estrategia y velocidad. Llevamos media Liga y no se produce la mejoría esperada. Tenía que ser la temporada de la confirmación y se percibe una involución preocupante. Se encadenan partidos decepcionantes con primeras partes horrorosas. No se ha perdido nada todavía pero por este camino no se ganará nada. Como dijo el propio entrenador en un momento de lucidez, este juego no da para ganar títulos. Los siete puntos de diferencia con el liderato así lo confirman. No somos derrotistas, somos realistas. No queremos cargarnos al entrenador, lo que queremos es que acierte con la tecla para resucitar una plantilla que es mejor que el rendimiento que ofrece en los partidos. Frente al Las Palmas la impotencia táctica fue manifiesta. No saber romper una defensa adelantada que dejaba treinta metros a su espalda es una falta de estrategia táctica alarmante. Presumir de haber abroncado en el descanso a los jugadores el día del Almería y repetir los mismos errores con casi los mismos jugadores le deja al entrenador en mal lugar. Después de la victoria `in extremis' de Canarias no puede decir que está contento, es engañarse a si mismo y lanzar un mensaje conformista a los jugadores. ¿A quién quiere engañar Xavi diciendo que el mejor argumento para ganar la Liga es que son campeones? No se vive de los títulos conquistados, se vive de presionar y correr más que el rival en cada partido. Entre lo que dice el técnico en la rueda de prensa y lo que piensan los culés hay un abismo. A veces parece que haya visto otro partido. Pierde credibilidad mostrando un optimismo imaginario.

Menos justificaciones y más soluciones. No se pueden tirar las primeras partes como si fueran minutos para la basura. Es incomprensible que no chutaran una sola vez a portería antes del descanso. Ves jugar al Girona y sientes envidia sana por el potencial que saca Míchel a una plantilla muy inferior. Ves jugar al Barça y sufres más que disfrutas.

El bajo rendimiento es una responsabilidad del entrenador y los jugadores, nadie está libre de culpa. Xavi se ha metido en un agujero negro del que no sabe salir. Sus jugadores repiten los mismos errores. Estamos cansados de comentar unos problemas que no se solucionan. Esperamos y deseamos que al igual que el pasado año, la Supercopa de España sirva de punto de inflexión para una recuperación sólida. El equipo está en deuda con su afición.

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