Xavi 'fracasará' como Guardiola o Messi

Xavi no conseguirá la unanimidad absoluta del entorno culé, como tampoco lo lograron Pep o Leo

El técnico sigue creciendo con su proyecto, pero no tan rápido como los más críticos desearían

Xavi, en una imagen de un entrenamiento en Oporto

Xavi, en una imagen de un entrenamiento en Oporto / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça es el club más difícil del planeta. El más exigente deportiva y emocionalmente. Y no todo el mundo tiene la personalidad para asumir esta presión. Con el talento, por muy grande que sea, no vale. Se necesita carácter. Y temple. El Barça te sacude la estabilidad a puñetazos. Lo saben todos los jugadores, entrenadores y dirigentes que han probado a navegar, con más o menos fortuna, en las turbulentas aguas blaugranas. El entorno, identificado por Cruyff, tiene una capacidad tremenda para provocar terremotos constantes. La felicidad es absolutamente efímera. Y ni siquiera las mayores leyendas culés han podido evitar la crítica despiadada. Que se lo pregunten a Guardiola. O a Messi. Ellos, que deberían haber conseguido la unanimidad incontestable, tampoco lo lograron ni en sus momentos de máximo esplendor. Esto es el Barça. Para lo bueno y para lo malo. Xavi es consciente de ello. Cuestionado, incluso, antes de sentarse en el banquillo blaugrana (por el propio Laporta, no lo olvidemos), asume que cada partido es una final. Porque aquí no vale solo con ganar. Hay que jugar muy bien y convencer a todas las facciones del barcelonismo. Misión imposible, claro. 

PROGRESA ADECUADAMENTE

Por eso, aunque su proyecto vaya progresando adecuadamente, el ritmo no es el deseado por muchos. Algunos ya quieren que esta temporada se gane la Champions. Cuando el equipo fue incapaz de superar la fase de grupo en las dos últimas ediciones de la competición. O que se conquiste la Liga con más ventaja que la pasada temporada y dando un gran espectáculo futbolístico. Sin valorar el tremendo éxito que supuso ganarla con autoridad la campaña anterior. El Barça está creciendo lo mismo que crece Xavi. Seguramente no tan rápido como sería deseable para ese entorno tan exigente. Pero lo hace de forma sólida. Buscando nuevas formas de competir para hacer frente a todo tipo de rivales. De momento, ha ganado 8 de los 11 partidos que ha disputado, con solo tres empates y ninguna derrota. Los números le avalan. Las sensaciones, es verdad, han sido contradictorias. Con grandes actuaciones corales con goleadas (5-0 al Betis y al Amberes), pero también con encuentros decepcionantes (empates en Mallorca o Granada) en los que, como mínimo, ha sabido pelear para puntuar. 

JUZGADO POR RESULTADOS Y JUEGO

Todo el barcelonismo, el crítico, el exigente y el complaciente, está esperando que el Barça dé un paso más hacia ese equipo campeón prometido y soñado. Xavi sabe que se le juzgará por los resultados pero también por la imagen. Y debe hacer equilibrios para seguir construyendo su proyecto. Asumiendo que ‘fracasará’ en su deseo de conseguir la unanimidad del entorno. Como ‘fracasó’ Pep. O como 'fracasó' Leo...