El victimismo hipócrita de Vinicius

Vinicius, ante el Cádiz

Vinicius, ante el Cádiz / AFP

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

Vinicius lleva tiempo siendo más protagonista por lo que se acostumbra a denominar el otro fútbol que por su rendimiento sobre el césped. El extremo brasileño ha perdido fuelle conforme ha ido asumiendo el papel de víctima y poniendo el ventilador ante los medios para echar porquería a los rivales acusándoles de emplear la violencia y métodos antideportivos para frenarle. La realidad, no obstante, es que el delantero del Real Madrid se está distrayendo demasiado en cuestiones accesorias al mismo ritmo que ha ido perdiendo capacidad para marcar las diferencias.

Su última denuncia, al asegurar en una entrevista a la agencia Reuters que temía perderse el Mundial por la caza a la que se han visto sometidos tanto él como su compañero Rodrygo en los últimos partidos, pone de relieve su victimismo hipócrita. Vinicius obvia que le 'encanta' provocar a sus rivales y que dedica mucho tiempo y esfuerzo a tratar de engañar a los árbitros simulando entradas o agresiones. No hace falta ser muy inteligente para saber que cuanto más irrites a tu rival, más 'caricias' vas a recibir.

Da la sensación de que Vinicius se ha distraído. O puede que se divierta más calentando los partidos que resolviéndolos. Los datos parecen sugerirlo. El brasileño se quedó en blanco en los dos últimos compromisos que disputó con el Real Madrid, ante el Cádiz y el Rayo Vallecano, precisamente en los que más tensión hubo a su alrededor.

La realidad es que Vinicius suma tres goles en los últimos diez partidos con la camiseta madridista y no ha dado ninguna asistencia en los cinco últimos. A pesar de ello, se pone el traje de víctima. Si quiere brillar en el Mundial, debería olvidarse de 'motivar' a los rivales con provocaciones absurdas e infantiles. Si lo que quiere es convertirse en el personaje más antipático de la Liga, va por buen camino.