La sombra de Messi persigue a Cristiano

Mientras Messi acaba de proclamarse campeón del mundo y mejor jugador del año, Cristiano Ronaldo está fuera de circulación en una Liga menor como la de Arabia Saudí, donde, por si fuera poco, ha de seguir tragando quina con la sombra de Messi, que le perseguirá hasta el día del juicio final.

Estos días ha corrido por internet un vídeo de Cristiano removiéndose de rabia cuando un estadio entero coreaba el nombre de Messi. Brutal. El portugués se encaró con el público, sacó a relucir su extenso catálogo de malos gestos, ora con la cabeza, ora con las manos, la emprendió a patadas con unos botellines de agua... Nada que nos pueda sorprender dados sus antecedentes, salvo que ni en Arabia Saudí se libra de Messi.

Tampoco allí le quieren ni olvidan su carácter altivo y provocador, su mal perder, sus rabietas y su falta de respeto a todo el mundo a lo largo de su carrera y principalmente en las filas del Madrid, cuando su rivalidad con Messi alcanzó la máxima expresión. En ninguna parte del mundo está a salvo de la comparación con Messi. Su carrera tendrá muchos títulos, pero siempre será el número dos. Y lo que es peor, un número dos odiado. El mundo percibe a Messi como el bueno y a él como el malo. La culpa es suya.

VINICIUS, EL SIGUIENTE

Si la sombra de Messi persigue a Cristiano, la mala imagen de CR7 se refleja de nuevo en un jugador del Madrid. Me refiero a Vinicius, naturalmente. El brasileño tiene demasiados tics de Cristiano. Piscinero y protestón como el portugués, ya es el jugador más odiado de la Liga.

Excepto los madridistas, nadie traga su victimismo y prepotencia frente a los rivales y a los árbitros. Es una copia de Cristiano Ronaldo, una mala copia, ni tan mediático, hay que reconocerlo, ni muchísimo menos tan goleador y decisivo. Pero en cuanto a carácter, va camino de igualarle en lo que a prepotente y provocador se refiere.

Grave error y en el Madrid lo saben. Todo el club intenta desesperadamente reconducir a Vinicius. Será difícil, los aficionados ya le han tomado la matrícula. Si sigue así, también él tendrá su Messi.

La clave

El mundo percibe a Messi como el bueno y a Cristiano como el malo.