Sergi Roberto es La Masia

Sergi Roberto, en el partido ante el Cádiz

Sergi Roberto, en el partido ante el Cádiz / Valentí Enrich

Danae Boronat

Danae Boronat

El fútbol es de sus aficionados. Es una de las afirmaciones más extendidas y aplaudidas homogéneamente. Si algo te pertenece asumes que posees una serie de derechos que otros no, circunstancia que se agudiza cuando hablamos de clubes que todavía son de sus socios como es el caso del FC Barcelona (veremos por cuánto tiempo). Se puede cuestionar desde el precio de los frankfurts del Camp Nou, pasando por el de los abonos hasta el de las fichas de los jugadores. En este mercado sin regularización el Barça se puso a la cabeza del derroche de la mano de Bartomeu. Los futbolistas ya retirados se echan las manos a la cabeza cuando descubren que cualquier recién llegado a la ciudad condal cobrará algún que otro millón de euros: “nosotros para ganar 166 millones de pesetas teníamos que correr mucho”.

Más cantera y menos cartera es otro de los lemas que ha hecho furor entre las gradas. Ahora al Barça no le queda otra salida. Y justo cuando se vuelve a requerir el talento y entusiasmo de los jóvenes se pone en duda a los que viniendo de abajo han llegado a lo más alto. Sergi Roberto es La Masia. Es uno de los últimos ejemplos de profesionalidad y capacidad de adaptación que se consolidó en el primer equipo a base de tesón y ha jugado con todos los entrenadores que ha tenido. Más de 300 partidos. No obstante, como capitán, y como culé, asumiría un papel secundario por el bien del equipo. No se me ocurre un mejor mentor de los Gavi, Nico, Balde, Ansu que el mediocampista de Reus, un futbolista de club, capaz de sacrificar su lucimiento por el bien del colectivo. Lleva mucho tiempo fuera de suposición natural sin presentar la más mínima queja y dejándose la piel en el campo. Sergi Roberto no es Umtiti. Jamás se ha priorizado a si mismo ni ha actuado con el único interés del beneficio propio. No es lo mismo silbar a Sergi Roberto que silbar a Umtiti.

El proceso de adaptación de su contrato se está demorando porque, a diferencia de los demás capitanes, él afronta una renovación de su vinculación, con todo lo que eso implica. En ningún caso la razón es que no esté dispuesto, desde el principio, a ayudar al club en la tísica situación económica que se encuentra. Probablemente, como ya hizo Jordi Alba, opte por ofrecer sus explicaciones cuando todo esté cerrado. Hasta entonces no se puede dudar del compromiso de un jugador cuyo adn Barça, capacidad para llegar al área -incluso marcar- e identificación con los valores del club deberían permitirle seguir siendo útil en una plantilla tan limitada como la actual.

Que cunda el ejemplo del Leeds

Junto con la ONG Football for Peace el Leeds United ha ofrecido a unas 30 afganas vivir y jugar al fútbol en Inglaterra. Se trata de un programa para acoger en sus equipos de base a estas niñas que no pueden ni siquiera practicar deporte tras el regreso del régimen talibán. El gobierno inglés tiene ahora la última palabra. Un gesto que podría repetir el Barça y liderar, junto con otros grandes clubes, un movimiento de ayuda útil.

Oscar Garcia como puente

Pocos entrenadores con filosofía Barça pueden sustituir a Koeman ahora mismo y todavía menos aceptarían ser entrenador puente. Si Laporta no consigue que Roberto Martínez se desvincule tras la Nations League de Bélgica y los resultados van a peor Oscar Garcia (Reims), íntimo amigo de Jordi Cruyff, es el mejor posicionado para ejercer ese rol pero su salida del club francés no sería sencilla.