El secreto de Frenkie De Jong

De Jong, en un partido del Barça en Montjuïc

De Jong, en un partido del Barça en Montjuïc / AP

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Amo a Frenkie de Jong, un jugador que es diferencial, un futbolista completo, preciso y precioso que da equilibrio y supera líneas sin perder jamás el control del juego.

Pero… Esperen, deje que revise lo que he escrito e introduzca alguna modificación. ¿Me lo permiten?

Corrijo: Amo a Frenkie de Jong, un jugador que puede ser diferencial, un futbolista dotado para llegar a ser completo, preciso y precioso y que es capaz de dar equilibrio y superar líneas sin perder jamás el control del juego.

Sí, he introducido matices a cada frase, ya que, en realidad, De Jong, sabiéndolo un genio del futbol y apreciándolo como tal, día sí, día también, semana sí, semana también, se obstina en escondernos de lo que es capaz hasta el punto de hacernos dudar de si lo que vimos en un pasado, fue un sueño o una realidad.

Todo lo que rodea al astro holandés resulta hoy sorprendente y disparatado, y su rendimiento, digámoslo claro, es más que decepcionante. Frenkie, demasiadas veces, vaga como alma en pena por el verde con unos números sonrojantes sin que nadie atine a entender o saber que le sucede realmente.

No, no es normal que en todo lo que llevamos de temporada su aportación sea tan pobre: Un solo gol en todas las competiciones en las que ha participado, que son todas, y ni una sola asistencia, ni una sola. Algunas personas me dirán que otros mediocampistas recientes del Barça tampoco eran de grandes registros estadísticos, pero resultaban en cambio del todo fundamentales para hilvanar el juego, para mover el cuero o para hacer funcionar la maquinaria blaugrana, pero desgraciadamente tampoco en este campo, la aportación del rubio holandés resulta desgraciadamente trascendente.

No voy a poner en duda el talento del jugador, no lo haría jamás, se trata de intentar entender y descubrir que le impide ser quien es de manera regular, que le frena a la hora de mostrarnos y demostrarnos la innegable pericia que guarda bajo su serio semblante, descubrir qué pasa por su cabeza y qué le aturde de tal manera para pasar de ser un futbolista único, a un trotador anodino.

Frenkie debe reaccionar. Solo él puede hacer cesar los cantos que comienzan a oírse de posibles salidas, ventas o canjes, ya que ese ruido no tiene su origen en lúgubres despachos ni en malintencionados mediadores, sino exclusivamente en él, en él y su hoy decepcionante aportación al proyecto. Al final hay que descubrir porque cuesta mucho más de lo que aporta, y nos ofrece mucho menos de lo que tiene.

Aunque Frenkie pueda llegar a dudarlo, el Barça lo adora, pero debe reaccionar y confiarle su secreto problema, confiárselo y resolverlo. Hay amores que se viven en secreto, y secretos que destrozan corazones.

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