El precedente de Nacho es peligrosísimo

Un cortocircuito lo podemos tener todos, sí. A cualquiera le ha pasado que ha tenido un mal día y lo acaba pagando con quien menos lo merece. Pero cuando ‘pagar’ implica poder hacer mucho daño y arriesgar la integridad de un tercero, hay que castigar. Y hacerlo de forma severa si la ‘ida de olla’ ha sido de una magnitud como la de Nacho con Portu en aquel Girona-Real Madrid.

Nacho queda impune

Con los tres puntos amarrados, con su equipo dominando y sobrado, al capitán del Real Madrid se le fue la cabeza. Una entrada con los tacos por delante a la altura de la tibia. Y con el atenuante de que luego, lejos de mostrar arrepentimiento sobre el campo, reacciona de la peor forma yendo a ‘rematar’ al futbolista murciano con un par de ‘collejas’. La sanción inicial de tres partidos podía parecer algo benévola, pero era lo mínimo dentro de lo que marcaba el reglamento y de las previsiones previas.

Es por eso que el incendio se medio apagó. Hasta que este lunes supimos que Apelación rebajaba la sanción. De tres a dos partidos. Y, para más inri, ese encuentro que finalmente sí podrá disputar el zaguero blanco es el clásico. Lógico la explosión que ha generado. Dejando bufandas y sensacionalismos a un lado, es difícilmente defendible la decisión de la justicia. Sobre todo porque crea un precedente muy peligroso. Y por los agravios comparativos.

MÁS ALLÁ DE UNA GUERRA BARÇA-MADRID

No te puedes exponer a que sanciones recientes por hechos muchos más leves (y, sobre todo, menos peligrosos a nivel de riesgo de lesión grave) hayan sido castigadas más severamente. Apelación ha tenido en cuenta que Portu estuvo apto para jugar siete días después de la acción. Pero es que ese argumento es ridículo. Significa que las consecuencias cuentan muchísimo más que la intención y que lo que podría haber pasado. No tiene ningún sentido. Porque una fracción de segundo arriba o abajo podría haber tenido consecuencias mucho más fatales.

El hecho es el que es. El jugador entra con los tacos muy arriba sin ninguna necesidad ni sentido (ni por contexto ni por situación de juego). No hay provocación previa, no hay un ‘clavo’ a lo que agarrarse para reducir la culpa de Nacho. Ha vuelto a salir a la palestra el dedo a la nariz de Lewandowski. O aquella queja de Gayà que derivó en cuatro encuentros de sanción. O el famoso puñetazo de Valverde que quedó en el limbo por una supuesta declaración inconsistente por parte de Baena. Aunque todo parezca a nivel mediático que se resume a una guerra Barça-Madrid, va mucho más allá esta vez. Hay muchos clubes con sensación de desamparo...