Opinión

Y se pinchó el globo

La 'vacilada' del PSG con el globo del Barça en París

La 'vacilada' del PSG con el globo del Barça en París / PSG_Inside / FCB

Sobrevolaba el Sena un globo aerostático culé. Lo observaba impertérrita la Torre Eiffel mientras a locales y visitantes se los llevaban los demonios. Porque a muchos barcelonistas no les hizo la más mínima gracia la provocación. Un resultado positivo en el partido de ida en París elevó a la máxima potencia las expectativas de la afición, algo lógico, y la de los despachos, que no tanto. Porque la ‘rauxa’ y el cortoplacismo no deben conducir el devenir de un club como el Barça.
Tiene que ser el ‘seny’ el que marque las horas de un reloj que ya no sabemos si vive con el horario canario, el de invierno o el de Qatar. Lo que está claro es que el globo que hizo el ‘tour’ por la capital francesa acabó pinchado en algún rincón de la inteligencia artificial y, seguro, en el corazón de todos los culés.
Los coletazos del desastre ante el PSG los vimos y escuchamos en boca de Gündogan minutos después del partido. Tragamos saliva ante semejante ejercicio de sinceridad y poco compañerismo pero nos esperaba el segundo capítulo de la eliminatoria, localizado en Manchester. Allí aguardaba la plebe blaugrana que Guardiola hiciera el enésimo servicio al club de su vida pero un Real Madrid fajado en mil batallas y con una capacidad heroica de superarse a sí mismo también cogió la aguja y la hincó en el globo. Quien no respira aquellos aires no daba un duro por los de Ancelotti, máxime en formato ‘cholista’. Y lo consiguió. Lo logró una vez más para goce y disfrute de su gente que, con las amígdalas apretadas, vio como su equipo lograba lo casi imposible en el feudo del Manchester City.
Ese mismo miércoles al mediodía se encontraban Araujo y Gündogan en el entrenamiento de recuperación. Caras largas y poco más. Xavi decidió anular la sesión del jueves para abrir ventanas y que corriera el aire. Siempre me quedará la duda de si el uruguayo hubiera hablado de códigos y valores con un Real Madrid apeado de la Champions y un clásico en puertas con los eternos rivales tocados física y moralmente. Sea como fuere, lo cierto es que el capitán verbalizó en un acto solidario lo que para él es, precisamente, la solidaridad en un vestuario. Munición para un enemigo que, crecido tras el encuentro ante los de Pep, entrará en el Santiago Bernabeu por la puerta grande y reconvirtiendo los calambres de las piernas en electricidad positiva para el clásico.
Menos mal que este mediodía volveremos a Montjuïc con lo mejor de cada casa. Por un lado, un primer equipo femenino que opta a clasificarse para una final apoyado por más de 30.000 almas que no necesitan globos para ser moderadamente felices. Por otro, esa afición que se reconoce en los valores de este Barça Femení que les representa desde todas las vertientes deportivas y sociales posibles.
Una jugadoras que también saben, seguro, que su actual entrenador no seguirá. Que puntales del equipo como Alexia Putellas y Mariona Caldentey siguen sin renovar. Que no saben, a día de hoy, cuál es el proyecto al cien por cien. Pero que son más culés que el escudo y las más conscientes de lo que supone mantener al FC Barcelona en lo más alto. Eso sí, hinchadas por el aire que les proporciona su incuestionable calidad.