Ousmane Dembélé es un acto de fe

Dembélé puede irse

Dembélé puede irse

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El caso Dembélé no tiene más que dos soluciones: o pasar por el aro y pagar lo que pide el jugador o no renovarle y perder a un futbolista de los que no hay muchos en el mercado. El futbolista, siempre, siempre, siempre, tiene la sartén por el mango. Si no funcionan, caso Coutinho o Umtiti, o Bale o Hazard, que en Madrid también tragan mucha quina, se quedan ahí hasta las doce de la noche del 30 de junio del año en el que acaban contrato y le sacan al club hasta el último euro.

Es su derecho, por supuesto que sí. Legalmente, nada que decir, pero moralmente ya es otra cosa, sobre todo si se niegan a encontrar soluciones, irse cedidos o aceptar una salida que quizá no les suponga un contrato mejor, pero que podría darles la oportunidad de jugar y relanzar su carrera. Demasiadas veces nos queda la impresión de que ponen el dinero por delante del propio fútbol.

Una duda infinita

Es evidente que los clubs tienen todas las de perder y hasta ahora, el Barça no ha hecho más que perder con Dembélé. Han sido cuatro temporadas y media en las que ha pagado mucho más de lo que ha recibido, de más dudas que certezas. Por las lesiones, sí, vale, de acuerdo, pero tampoco podemos concluir que cuando Ousmane ha jugado ha rendido acorde a lo que costó y a lo que se le paga.

Tampoco ha demostrado ser muy amigo de la disciplina. Y a pesar de eso, cuando se le ofrece la renovación se cierra en banda. Tiene más dinero a ganar fuera del Barça que en el Barça. Él, sus representantes y los comisionistas varios, que esta es otra. Esto de pedir prima de fichaje cuando se pagaron 135 millones en su momento es una inmoralidad.

¿Cuántas veces hay que fichar a un jugador? Y luego, en su caso hay una duda infinita. Es un jugador diferente, puede que determinante, vale. Puede que sea más caro fichar a otro de su perfil que renovarle a precio de oro. Pero estamos hablando de una cuestión de fe. Hasta ahora, determinante, lo que se dice determinante, no lo ha sido. Hasta ahora, no ha hecho más que lesionarse... ¿alguien puede asegurarnos que se ha resuelto su problema con las lesiones? Dembélé es un acto de fe, de mucha fe. Y de muchos millones.