El nuevo Barça genera ambición y mucha ilusión

Sin duda, los rectores blaugranas se han movido con rapidez y eficacia. Nadie, absolutamente nadie, pone el más mínimo reparo a los fichajes y renovaciones que se han producido. La ilusión que, en estos momentos, se ha apoderado de los seguidores culés es inigualable.

Constatan que, tras años de sequía, es el momento de volver a la élite y poder considerarse candidatos a todos los títulos. Es cierto que los nuevos fichajes deberán acoplarse a su nuevo equipo. Pero cuando los jugadores tienen una calidad incuestionable, todo es mucho más sencillo.

Además, no han sido unas incorporaciones al azar. Se ha primado que estos hombres complementen unas posiciones que estaban algo cojas. Con Higgins se ganan puntos, pero también capacidad de generar juego, defensa y transiciones. De Davies se espera el trabajo de un cinco versátil que va bien al rebote y es muy serio en su juego. Por su parte, a Mirotic se le pide que sea el hombre que lidere el grupo. Y aún falta Abrines. Casi nada.

MIROTIC, EL DESEADO

Aún cuesta de creer. Todo y entender las explicaciones del jugador, se hace difícil de asumir que el jugador haya optado por recalar en el Barça. La realidad, no obstante, sitúa a Mirotic como el referente del nuevo proyecto blaugrana. Un jugador con tal nivel de desequilibrio que permite pensar que, con la complicidad del resto de la plantilla, cualquier objetivo está al alcance de la plantilla culé.

Pero al jugador no sólo se le debe exigir que lidere al grupo deportivamente, también ha de ser capaz de elevar el grado de competitividad de un vestuario que, a veces, peca de bisoño. Sus declaraciones nada más llegar a Barcelona se centran en este aspecto. Afirma que es un hombre más maduro, con un enorme grado de ambición, y que quiere marcar una época en el Barça. Y da la impresión de que estas palabras no son las habituales en un nuevo fichaje. Hemos visto a un Mirotic comprometido y con aires de líder.