Modric y Mandzukic, dos que se escaparon

Al calor de una gran generación de futbolistas, Croacia puede ser hoy campeona del mundo y protagonizar uno de los grandes milagros de la historia del fútbol. Aunque no consiguiera, finalmente, vencer a Francia esta noche, ya ha logrado una proeza digna de analizar. Para empezar, que en un país de solo cuatro millones de habitantes y menos de cien mil licencias de futbolistas surja una generación de cracks de la categoría de Modric, Rakitic, Mandzukic y compañía avala el trabajo de sus responsables y dirigentes. Un trabajo que empieza en el fútbol base y progresa con la dificultad de que la inmensa mayoría de jugadores acabarán en equipos de países europeos más potentes. De los 23 jugadores de la Croacia finalista del Mundial solo hay dos que siguen en su país. Los demás, veintiuno, fueron en su momento reclutados por ojeadores de distintos clubs. Y aquí es donde quería llegar y poner esta gestión de fichajes como ejemplo de lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. 

DESPERTANDO TARDE. Concretamente, en el caso del Barça las tres grandes figuras croatas han estado en su agenda, eso sí, tarde. Uno, Rakitic, ha acabado vistiendo de azulgrana, pero a base de sacar el talonario y pagarle al Sevilla, que lo compró al Schalke 04 por un millón y medio, 21 millones más la cesión de Denis Suárez. También Modric y Mandzukic estuvieron cerca del Camp Nou, pero se escaparon, aunque también se hubiera llegado tarde para redondear una gran operación, que es lo que hicieron el Tottenham y el Wolfsburgo sacándolos del Dinamo de Zagreb cuando solo eran unas promesas. Así que no es solo el Barça, también el Madrid, el Bayern, el Atlético o la Juve despiertan tarde. Es significativo que los equipos grandes que todo lo dominan no sepan crear estructuras técnicas ágiles y efectivas que les ahorren un dineral. Hoy, además de Rakitic, Modric y Mandzukic podrían jugar en el Barça. Solo con pensar en el dinero que se habría ahorrado el club en fichajes fracasados tipo André Gomes, Aleix Vidal, Arda Turan o Alcácer dan ganas de pedir cabezas.