Messi y su compromiso solidario para que el tridente funcione

El tridente del Barcelona vuelve a marcar

El tridente del Barcelona vuelve a marcar / EFE

César L. Menotti

César L. Menotti

El Barcelona puede jugar mucho mejor todavía de lo que lo está haciendo. Lo que destaco en esta búsqueda de mejorar el funcionamiento colectivo es la concepción de solidaridad del equipo. Lionel Messi marca el rumbo porque siendo la gran figura compite  con su jerarquía desde el esfuerzo y la entrega para sus compañeros. Su compromiso.

Esa conducta solidaria que tiene el equipo, de ayudarse unos con otros, no alcanza aún para jugar bien, pero le da una solidez sobre la cual construir el funcionamiento. De momento encuentra los resultados a través de la contundencia de su tridente ofensivo, con Messi, Suárez y Griezmann. 

Al equipo blaugrana en ese aspecto se le hace más fácil sostener la búsqueda en ataque a través de las individualidades. Tiene futbolistas de excepción que fortifican la estructura del equipo con su gran nivel técnico. Pero ninguno de ellos vive del nombre y el lugar de jerarquía que ocupan en la élite del fútbol mundial. Siempre están compenetrados, dispuestos a competir. Luego a veces en el fútbol los resultados no son los esperados. Más allá de no tener aún un funcionamiento consolidado el equipo no ha sufrido fuertes traspiés en los que va de la temporada y es mucho más tranquilizador arrancar la segunda vuelta puntero, con la tranquilidad que significa para sostener la competencia y la obsesión de ganar la Champions.

Si nos detenemos en el análisis del tridente ofensivo hay una comunicación entre ellos que hoy es más directa entre Messi y Suárez que con Griezmann.El francés aún no encuentra su lugar en el equipo, y la búsqueda se da en la competencia. Pero es innegable que los tres son garantía de gol en el área contraria. La sociedad entre el argentino y el uruguayo lleva más tiempo de ensayo, y funciona tan bien fuera de la cancha como dentro y es lógico que el francés lleve un tiempo de ensayo y adaptación. Son futbolistas de un gran nivel. 

El tridente aún no está sólido. Griezmann está buscando el lugar. En el Atlético manejaba otros espacios por el estilo  del equipo de Simeone, mientras que el Barcelona juega con más participación de otros jugadores en campo contrario y tiene menos espacio porque los rivales lo esperan cerrados cerca de su arco. 

Pero los tres se respetan,  ensayan la búsqueda en pleno partido no solo en los entrenamientos, e insisto en esto: son solidarios con el equipo. Hay una sana competencia en los tres. Ahora todo eso ayuda a la búsqueda de un equipo solido, que todavía no encontró su mejor expresión. Cuando jugó contra el Real Madrid, el Barca tuvo muchos inconvenientes. Pero se mantiene puntero y es más fácil tener aspiraciones y encontrar soluciones a los problemas en la punta que estando en primera vuelta a cinco puntos del líder.

El Barcelona tiene una faceta que es fundamental en la construcción de su juego que antes se sostenía en la presencia de Iniesta, Xavi y Busquets, y hoy la sostiene Messi incluso cuando el equipo no juega bien. El apoyo de la grada al capitán, ese afecto que se manifiesta en el grito de la hinchada, en el respeto y el cariño hacia él, edifica una relación afectiva que son parte también de lo que representa el equipo para sus seguidores. Y también se fortifica en esa relación con el público. Y él replica con la gentileza de sus goles y su arte, pero sobretodo con el compromiso respetuoso a sus compañeros, el hincha y el club. 

Alcanzó cincuenta goles en la temporada, un despropósito. Es tan perfecta la relación de Messi con la pelota que parece el arte, la belleza en la eficacia. 

Y cuando se abren las puertas del escenario del Camp Nou a un futbolista de esta magnitud, se jerarquiza el escenario y el espectáculo. Mientras Messi juegue en el Barcelona, mientras siga siendo el gran artista del equipo blaugrana el hincha siempre mantendrá la ilusión de ganar títulos y de ver a su equipo jugar un fútbol de alto vuelo.