Manolete, si no sabes torear, pa' qué te metes

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El entrenador blaugrana habló del 'culebrón Neymar' en la rueda de prensa / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ahora resultará que el Barça no tiene un euro en caja y, por tanto, no puede fichar a Neymar Júnior. Ahora resultará que aquel préstamo solicitado para pagar parte de la cláusula de Antoine Griezmann era la prueba, en efecto, de que, por una u otra razón (yo no tengo ni idea, ni sé cómo averiguarlo y los que me lo explican me lían), no tiene liquidez, vamos que no anda sobrado de dinero.

Ahora resultará, y eso sí es dañino para su imagen y, sobre todo, como reclaman desde las catacumbas de la Ciutat Esportiva ‘Joan Gamper’, se está jugando (no se ha estado jugando, no, se está jugando, pues la campana no suena hasta el día 2 de septiembre) con el presente y el futuro de grandes futbolistas, por ejemplo, sin ir más lejos del enorme Rakitic.

Ahora resultará que los grandes negociadores del Barça, que lo son y muchos, pretendían o bien pagar poco en dinero contante y sonante y aprovechar la ocasión para sacarse de encima a algún jugador que no quieren, que cree ya amortizado (como Rakitic, insisto), o pasado de moda (como Umtiti), o estropeado del todo (como Coutinho, ya colocado, o el díscolo -a su manera-Dembélé), antes que soltar 150 o 170 millones de euros que, ni de coña, los vale ahora Neymar Júnior, que lleva dos años lesionado.

Ahora resultará que, a la horrible planificación de pretemporada, donde los jugadores (perdón, el cuadro técnico) no ha podido poner en forma a sus futbolistas y deberá emplear el primer mes de competición (de ahí la vergonzosa derrota de San Mamés) para que adquieran físico, se añade despertarse como jugador azulgrana cada día y no saber si te van a llamar al despacho para contarte que te vas al PSG.

Ahora resulta que lo que yo sospechaba (y escribí) será una realidad: es el PSG quien tiene ganas de sacarse de encima a Neymar Júnior. Y son sus amiguetes del Barça, especialmente el grupo del WhatsApp, Messi, Suárez y Piqué, quienes lo quieren a su lado. Y el Barça se deja querer…sin tener un euro y poniendo sobre la mesa jugadores que el PSG o tiene repetidos o no los considera capaces de alcanzar, todos juntos, los 170 millones de euros que pretende por un proyecto de futbolista que data de hace dos años.

Ahora resulta (esperen, esperen, que quedan aún muchos días) que todo es postureo y que la directiva, perdón, Josep María Bartomeu, lo único que quiere, si no saca a ‘Ney’ del PSG a precio de ganga, es decirle a Messi, antes de pedirle que renueve, que lo he intentado, Leo, pero, ya has visto, ha sido imposible.

Yo, lo siento, pero no me puedo creer que el Barça haya llegado hasta aquí con este culebrón interminable y, al final, Neymar Júnior se quede preso (como debería, por otro lado) en la mazmorra de oro de París, que él mismo escogió traicionando al Barça.

Porque recordemos que todos esos jugadores fantásticos que ahora piden, reclaman, la recuperación de Neymar Júnior para su vestuario, para que les ayude, dicen, a ganar otra Champions, pudieron haber hecho algo, digo yo, no sé, si eran tan amiguetes y colegas, para que no dejase plantado al Barça a dos semanas de empezar la Liga. De ahí que a ‘Barto’ también le queda el consuelo de decirles “mirar, vosotros no pudisteis convencerle de que no se fuese; yo no he podido convencer a sus dueños de que volviese. Estamos empatados, lo siento”. O no. Los socios y simpatizantes del Barça están sumamente divididos respecto al regreso de Neymar Júnior. Los hay tan ingenuos que creen que si viene ‘Ney’, las posibilidades de conquistar la Champions (la Liga la dan ya por descontada, casi ni es un título ¡qué lástima! ¡qué lamentable! ¡como si antes la ganasen cada año!) se duplican. Ya, sí, como si con ‘Ney’ no hubiese perdido el Barça más de una Champions, ya.

Los hay que, incluso, dicen que si el Barça les pidiese 50 euros a cada socio de más para ficharle, los pondrían encantados. Sin darse cuenta, ingenuos ellos, que 50 euros por socio son 6 millones de euros, ja, ja, ja, la gasolina que gasta el jet del muchacho al año.

Ya somos muy mayores y todos hemos vivido culebrones como este a lo largo de la historia del Barça y casi todos han terminado con el jugador (¿deseado?) vistiendo la camiseta azulgrana. Y, casi siempre, pocas horas después de que todos los que dijeron que estaba hecho, digan que se han roto las negociaciones. El momento peligroso, decisivo, es cuando se anuncia que no puede ser, ese es el instante en que el Barça, sin un euro en la caja (ya pagarán los que vengan detrás), ficha al crack, que, de nuevo, vuelve a salirse de rositas.

Las estrellas siempre ganan, siempre. Y más si se apoyan entre ellas. Se saben los auténticos dueños de la situación, aunque disimulen. Y mucho.