De igual a igual

Toda la celebración de un Mundial histórico para España

Toda la celebración de un Mundial histórico para España / Agencias

Carme Barceló

Carme Barceló

¿Una patada? Un tanque ha pasado por encima del muro. ¿Uno? Varios. Congratulémonos de la victoria en el césped y multipliquémosla por lo que supone más allá de él. Alegrémonos del triunfo de estas mujeres y extendámoslo a las que, por principios, se quedaron en casa.

A las que como Vicky Losada, Vero Boquete o Melanie Serrano lo vivieron desde dentro en el primer Mundial al que fueron, y en el que lucharon por una dieta de pocos euros. A las que antes se enfrentaron a los que les negaron el pan y la sal, los presupuestos, las botas, los desplazamientos que ellas se pagaban de sus bolsillos y las risas que soportaron. A las pioneras en blanco y negro, sin reconocimiento y con insultos, a las que apartaban de la sociedad.

A las que dieron y han dado mucho por ser aceptadas. Y ya no digo, reconocidas. La calidad del fútbol de las jugadoras de la selección española las ha situado en el lugar que merecen. En el podio de las mejores. Ganaron con merecimiento a un equipo al que las demandas de sus compañeras de la Roja les parecían casi una broma. Dos escalones por encima de ellas, ya saben lo que es tener un trato prácticamente igualitario, medios económicos y deportivos y, sobre todo, una sociedad que las considera. El triunfo de las españolas ha conseguido no solo derribar un muro social, sino tenerlas muy presentes por su calidad como deportistas. Le hablaron de tú a las que, hasta hace pocas semanas, solo podían hablarles de usted. De igual a igual. Éste era el objetivo en el campo y fuera de él.

A Salma Paralluelo ya la han reconocido como jugadora de futuro, la mejor joven y una perla que, con 19 años, sabemos que va a darle la vuelta al marcador en breve. A Aitana Bonmatí ya le ven el brillo dorado del balón con el reconocimiento mundial que le ha hecho la FIFA. A Paredes, Alexia, Ivana Andrés y Jenni Hermoso el fútbol les ha devuelto lo que tanto han dado por él. A Irene y a la capitana su lucha, la de las que se quedaron (enumerémoslas porque lo merecen: Ainhoa Vicente, Patri Guijarro, Leila Ouahabi, Lola Gallardo, Mapi León, Lucía García, Sandra Paños, Claudia Pina, Laia Aleixandri, Andrea Pereira, Nerea Eizagirre y Amaiur Sarriegi) y la de las anteriores, les ha permitido que Mateo y Jara, sus hijos, hayan podido presenciar su éxito desde la grada. Sus parejas, madres como ellas, han tenido el lugar que les correspondía. Honor y gloria para todas.

Palos en las ruedas los han tenido desde que decidieron darle patadas a un balón. Palos en la final y en toda la competición marcaron también este Mundial que, con todo merecimiento, han conseguido. No hay suerte. Hay trabajo, lucha y lágrimas. Me valen las de los que ayer lloraron por primera vez y, mucho más, las de los padres y madres de estas campeonas que se enfrentaron a los vecinos, a los kilómetros y a los gastos por apoyar a sus veintitrés hijas en este camino. Honor y gloria para ellos y para ellas también.