No hay peor ciego que el que no quiere ver

Maria Elena Fort, durante su intervención en la Asamblea

Maria Elena Fort, durante su intervención en la Asamblea / FCB

Toni Frieros

Toni Frieros

Ayer por la mañana, temprano, llevé el coche al taller. Andando de regreso a casa observé que se encontraron y se saludaban dos hombres que estaban paseando a sus perros y al pasar por su lado escuché esta conversación: “¿Qué tal, todo bien?”, dijo uno. Y el otro le respondió: “Sí, todo bien, menos el Barça”.

Es un clamor general, social, público y notorio, que el FC Barcelona, en el ecuador del mandato de Joan Laporta y su junta directiva (tres años), no rezuma salud, ni deportiva, ni económica ni social, quizá la parte más olvidada e ignorada de club pero que, a mi juicio, está sufriendo una crisis galopante que le ha hecho retroceder más de treinta años en el tiempo.

A todo ello se refirió Víctor Font en la carta abierta que publicó el pasado jueves. Y de forma rauda y veloz, utilizando los medios habituales, le respondió la vicepresidenta Elena Fort, que le acusó abiertamente de hacer “análisis tremendistas por una percepción interesada”. Si haces una crítica cuando el Barça va bien, te acusan de querer desestabilizar. Si la haces cuando el Barça está mal, te acusan de ser un oportunista. Al final, la moraleja de esta historia es que soportan muy mal que no les bendigas la palma. Y Víctor Font, si no me equivoco, como mínimo, representa a más de 16.000 socios, los que le votaron. Así que sí, tiene todo el derecho a opinar lo que crea conveniente.

Y es muy curioso, por no decir otra cosa, que sea precisamente Elena Fort la que sostenga esa opinión porque, ejerciendo su legítimo derecho a la crítica y a la discrepancia, incluso a la fiscalización en su condición de socia del FC Barcelona, se pasó más de diez años criticando ferozmente todas y cada una de las decisiones de la junta anterior. Si publicáramos ahora todo lo que ella decía antes de volver a ser directiva del Barça… igual hasta se sonroja. ¿Ahora se es oportunista e interesado y antes no?

Dice la vicepresidenta que la pata deportiva es la única que no ha salido como pensaban. ¿La económica sí? ¿Miente Víctor Font? ¿Miente Marc Ciria? ¿Miente Toni Freixa? ¿Miente Gabriel Masfurroll? ¿Miente Evarist Murtra? ¿Miente Jaume Llopis? ¿Sigo?... Un club que tres años después todavía no tiene ‘fair play’ financiero es que en algo se ha equivocado. Un club que respira gracias a la venta de activos (palancas), algunos a 25 años vista, es que en su gestión ordinaria no atina.

Y socialmente, el FC Barcelona está peor que nunca. Ha pasado de tener 10 millones de presupuesto y una legión de trabajadores y externos para dar un servicio al socio de máxima calidad a estar con una Oficina de Atención al Barcelonista bajo mínimos. Ha cerrado Barça TV, FCB Desplaçament está inactivo, no se incentivan los viajes de los socios, el movimiento peñístico está muerto después de declararle la guerra a la Confederación Mundial de Peñas (vulnerando flagrantemente los estatutos del club) y las quejas de los socios aumentan cada día. Por no hablar del paripé de las Asambleas y la deserción de Montjuïc.

Todo esto ya ocurría antes de que la pelota no entrara. No, la crisis que ahora vive el club, no es solo deportiva. Tiene otro nombre: modelo de gobernanza. Y si no lo quieren ver, allá ellos.

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