El sueño de fichar a Haaland... y el 'Plan B'

La subasta por Haaland ya ha empezado. No podía esperarse menos de su representante, el polémico Mino Raiola. El mejor goleador del mundo es la pieza más codiciada del mercado futbolístico y todos los grandes clubs europeos suspiran por ficharle. La puja será alta. Muy alta. A pesar de la crisis económica derivada de la pandemia. Y en este escenario de precios desorbitados, el Barça tendrá serios problemas para afrontar la operación. Laporta quiere dar un golpe de efecto en sus primeros meses de mandato. Y, al mismo tiempo, ofrecerle a Messi un compañero ideal en ataque para volver a ganar la Champions. Pero la situación financiera del club blaugrana es extremadamente grave. Y eso dificulta un desembolso superior a los 150 millones de euros (sin contar las cuantiosas comisiones y el no menos importante salario del jugador). A pesar de todo, el presidente tiene tres opciones encima de la mesa para hacer viable el fichaje. Aunque las tres son extraordinariamente complejas. La primera es pedir un crédito y endeudarse aún más. Veremos si hay bancos o inversores dispuestos a dejarle el dinero. La segunda, vender a Coutinho y Griezmann y sacar por ambos más de 100 millones. Ahorrándose, además, la ficha de los dos futbolistas. Y la tercera, más difícil todavía, convencer a Haaland para que se quede un año más en el Borussia Dortmund y afrontar en el 2022 la cláusula liberatoria de 75 millones de euros. 

El sueño de fichar a Haaland choca de bruces contra la cruda realidad financiera del Barça. Todo el dinero que desperdició Bartomeu se necesitaría ahora para hacer frente a una incorporación que podría ser decisiva para el presente y el futuro del club... Pero de lamentaciones no va a reforzarse la plantilla. Y por eso Laporta ya tiene dos alternativas por si no puede llegar el noruego. Se trata del inglés Harry Kane (que quiere salir del Tottenham) y del argentino Lautaro Martínez (el Inter está dispuesto a vender). Son más asequibles que Haaland, aunque no generan tanta ilusión. Pero al menos son un buen ‘Plan B’.