La fuga de Mateu es una oportunidad

Mateu Alemany saldrá del Barça este 30 de junio

Mateu Alemany saldrá del Barça este 30 de junio / EFE

David Bernabeu

David Bernabeu

Si en algo sacó nota el primer mandato de Joan Laporta en el Barça (2003-2010) fue en estabilidad deportiva. En siete años, sólo un secretario técnico, Txiki Beguiristain, y no más de dos entrenadores, Frank Rijkaard y Pep Guardiola, ambos de éxito. En los tres casos, un cordón umbilical intransferible: Johan Cruyff.

Es verdad que la recuperación se fraguó bajo la inolvidable magia de Ronaldinho, cuyo papel en el club era visto con recelo por Johan, que no le recomendó. O que Laporta, con Rijkaard al borde del cese, aguantó firme ante la presión de Sandro Rosell con Scolari en la recámara. O las dudas, que las tuvo una facción de la junta, con respecto a la idoneidad de darle el testigo a Pep. Todo eso sucedió.

Pero es innegable que el club defendió una línea y tuvo algo muy importante: decidía menos gente. En su segunda etapa, ya no ha sido lo mismo. Nombró director de fútbol a Mateu Alemany, un ejecutivo que nunca fue técnico y que nunca debió marcar la política deportiva. Esa fue la primera anomalía.

Jordi Cruyff apareció tarde. Primero, asesor. Luego, director deportivo, pero con Mateu por encima. A Koeman, en quién jamás creyó, lo arrastró porque Xavi “estaba verde”, decía. Le destituyó con el equipo desnortado en la novena plaza. Y trajo a Xavi, que en año y medio pasará de estar verde a ganar una liga mucho después. A día de hoy, cuesta aún saber quién toma las decisiones. ¿Las toma el presidente? ¿Mateu? ¿Jordi?¿Xavi?¿Mendes? Demasiados gallos en el gallinero.

El adiós de Mateu puede verse como un drama o una oportunidad. Si el club lo aprovecha para potenciar a Xavi y que él planifique junto a un secretario técnico de su cuerda futbolística será una oportunidad. Pero si montamos otro reino de taifas donde haya que hacer mil reuniones para saber si vamos o no a por una pierna de Vitor Roque, drama.