El gran valor del Barça es que nunca será una Sociedad Anónima

Víctor Font repasó la actualidad

Víctor Font repasó la actualidad / JAVI FERRÁNDIZ

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

No hay Liga este fin de semana y en consecuencia el protagonismo de la campaña electoral cobra protagonismo. Algunos como Vilajoana y Font publican anuncios en los diarios, otros como Laporta prefieren sintonizar con el socio a través de un spot de televisión y los hay que invierten directamente en la recogida de firmas. Más allá de encuestas de dudosa credibilidad y amplia manipulación, lo que está en juego ahora es el primer test de verdad, el ranking de las firmas. Hay mucho interés en conocer el ganador del recuento de avales del 14 de enero, ya que automáticamente le convertirá en favorito.

Hay dos temas que polarizan el debate electoral: la continuidad de Messi y la situación económica. Del argentino no hace falta hablar. Todos lo quieren pero nadie puede negociar con él. El argentino tiene la última palabra y escuchará la oferta del nuevo presidente antes de tomar una decisión. Por lo que respecta a la situación económica, tan inconsciente es no valorar la gravedad del momento como pasarse con alarmas apocalípticas. No se crean a los que dicen que el club está al borde de la suspensión de pagos. Tampoco den crédito a los precandidatos que anuncian peligro de quiebra económica y moral.

Vamos a ser claros y rotundos. El modelo Barça, con más de 121 años de historia, que ha mantenido sus valores y principios por encima de amenazas y tormentas, no está en riesgo. Esto lo tienen que tener claro todos los candidatos y enarbolarlo como bandera de campaña. El club es propiedad de sus 140.000 socios y no quiere ser una Sociedad Anónima por mucho interés que muestren los fondos de inversión y los buitres financieros. Este es un punto básico e irrenunciable para no perder la identidad y la fuerza de ser el primer club polideportivo del mundo.

Cuando se da tanta importancia al dinero, el gran valor del Barça será siempre mantenerse fiel a sus principios. Más importante que ganar títulos, más importante que mantener el ADN en el juego, más importante que ser el club que más factura, es no caer en las garras del gran capital y perder la propiedad del club. Esto no lo desean los socios y tiene que ser una exigencia para cualquier futuro presidente.

Para contrarrestar el hándicap económico de no ser una S.A., la nueva directiva tendrá que ser capaz de experimentar fórmulas de financiación que permitan salir del bache, mejor dicho, del pozo. Laporta propone bonos a cinco años para sanear la economía. Sin vender el alma al diablo, sin superar las líneas rojas, hay que encontrar caminos que permitan cuanto antes y al mínimo coste financiero recuperar tesorería. En esta línea se tiene que plantear la reconstrucción del Camp Nou, que tiene que tener prioridad absoluta sobre el Espai Barça que, hoy por hoy, está fuera de las posibilidades presupuestarias del club.

Las elecciones del covid van a marcar un antes y un después en el Barça. Nada será como antes de la pandemia ni nada debe ser igual después. Y menos en el club donde la crisis económica llegó antes que el virus. El mundo del fútbol ha entrado en recesión y tardará como mínimo un par de años en poder volver la plena normalidad.