Eurocopa en un mercado desinflado

España-Portugal

España-Portugal

Albert Sáez

Albert Sáez

Este viernes empieza la Eurocopa marcada por la pandemia. El fútbol con aforos limitados o sin público se está demostrando que no es lo mismo. Ni genera la misma ilusión, ni atrae a los mismos patrocinadores ni motiva igual a los jugadores. Veremos cómo resulta el experimento. Esperemos que mejor que las Ligas nacionales e incluso que la Champions. En SPORT vamos a poner toda la carne en el asador para explicar lo que allí acontezca, sobre el terreno que es de los atributos que distinguen al periodismo de otras formas de comunicación. Si la cosa marcha, por nosotros no quedará. 

La Eurocopa es muchas cosas: una competición, un espectáculo, un negocio y también uno de los grandes escaparates del mercado del fútbol. Una buena Eurocopa puede hacer subir o bajar la cotización de un jugador, especialmente en aquellas posiciones en los que los candidatos van más buscados. Pero el de esta edición va a ser un mercado deslucido: hay exceso de oferta y falta de demanda. Los grandes clubes, como la maniobra precipitada de la Superliga demostró, están pillados por unas fichas que han quedado fuera de sus posibilidades reales de gasto con unos ingresos diezmados, tanto en derechos, como en taquilla y en patrocinios. De manera que no solo no hay dinero para pagar cláusulas de rescisión sino tampoco para mejorar las expectativas salariales de los jugadores. El mercado está congelado y todos lo saben por muchas expectativas que se quieran generar. Los únicos movimientos tienen que ser entre futbolistas que queden libres y no quieran cobrar más. 

En este contexto, la gran pregunta de la afición azulgrana es: ¿el Barça es un club vendedor o comprador en este mercado desinflado? Las prisas por forzar salidas empujan a la baja la cotización de los jugadores que cobran lo que ahora no podemos pagar. Y encarecen a los que deberían sustituirles. Es el último eslabón del círculo vicioso del que Laporta prometió sacar al club.