Engañarse es volver a perder

Ernesto Valverde seguirá como entrenador del Barça... de momento

Ernesto Valverde seguirá como entrenador del Barça... de momento / AFP

Jordi Costa

Jordi Costa

La muy insípida final del sábado, la más aburrida del último lustro, fue una tentación. No sólo de apagar la tele sinó de caer en la trampa de concluir que al Barça se le escapó una Champions por culpa de un mal día. No sé si el Liverpool es el mejor equipo de Europa, pero está claro que el Barça no lo es hoy en día. Creerlo es engañarse. Y engañarse es volver a perder. 

El Liverpool ha levantado la Champions y ha competido al límite de la aritmética con el City por una Premier que pudo ganar cualquiera de los dos. El Liverpool responde a la personalidad de su entrenador incluso cuando, como pasó el sábado, no luce casi ninguna de sus virtudes. Aunque es cierto que en la segunda temporada de Klopp no disputó competiciones europeas, el Liverpool no ha caído en una eliminatoria continental desde que el alemán aterrizó en Anfield hace cuatro años. Y el Liverpool ha sido capaz de mejorar su plantilla -y con ello un equipo que perdía atrás lo mucho que ganaba delante- respecto a años anteriores. Por supuesto que han invertido mucho dinero en fichajes y que alguno de ellos -por ejemplo, Naby Keita- no ha cuajado, pero el único parámetro de los mencionados en qué el Barça se puede comparar con los reds es en el gasto. 

El Barça pudo tener, con razón, la sensación que se le escaparon Champions que llevaban escritas su nombre en 2010 o en 2012, cuando fue eliminado por equipos -Inter y Chelsea- que no eran mejores y, entonces sí, tenía accidentes puntuales. Si recordar aquella época es ser un nostálgico, pongan a Messi por delante. El argentino echa de menos a Xavi e Iniesta, y creo que ha valorado más a Guardiola cuando no le ha tenido a su lado que cuando compartían vestuario. Seguramente porque añora, por encima de todo, aquellos tiempos en que saltaban al campo sabiéndose ganadores de antemano porque eran mejores.

En cualquier caso, mirar para atrás no sirve de mucho. Tampoco cuando se plantea la posibilidad de recuperar a un futbolista como Neymar, que se marchó para demostrar que era el mejor del mundo y que, dos años después, ni siquiera ha podido demostrar que sea mejor futbolista que cuando abandonó el Camp Nou. Una vez confirmada la continuidad del entrenador, toca mejorar una plantilla a la que hemos sobrevalorado con la mirada anclada en el pasado. Tener criterio y rumbo es mejor receta para volver a ser los mejores que creerse lo que uno no es. Y el ejemplo del Liverpool, desde las antípodas futbolísticas, marca el camino.