Cristianitis de Florentino, madriditis de Cristiano

Cristiano recibió el Marca Leyenda en presencia de Florentino

Cristiano Ronaldo, en la entrega del MARCA Leyenda

Cristiano Ronaldo, en la entrega del MARCA Leyenda / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

En un acto curioso, Cristiano recibió el Marca Leyenda en presencia… de Florentino. El presidente del Real Madrid demostró su gran habilidad acudiendo a un acto que le permite atribuirse los éxitos de CR7 a pesar de que ya no es jugador del Real Madrid. A Florentino y Cristiano les separaron en su día muchas cosas, pero les unió una obsesión, la de crear la ficción de que el jugador portugués se igualaba a Messi en la competición inexistente de mejor futbolista de la historia. Fue una ficción que se justificó con los balones de oro y que solo se creyó en Madrid, pero que durante algunos años alimentó hábilmente el presidente para contrarrestar el insoportable dominio de Messi.

Ayer, Florentino y Cristiano mostraron en  público un sorprendente cariño, que fue mucho más allá de la mera educación protocolaria. La secuencia de risas, abrazos y gestos cariñosos que mostraron en público de manera más que ostensible fueron exactamente los que nunca enseñaron en la última etapa del jugador en la casa blanca, en la que se produjo un distanciamiento insalvable que terminaría desembocando en su salida.  Lo cierto es que un año después del divorcio, no parece que ninguno de los dos haya salido ganando, ni siquiera Cristiano, que a pesar de ganar un ‘scudetto’ y una Supercopa, perdió brillo y su peso en el equipo fue menor del esperado. Y el Real Madrid, sin Cristiano, completó una de las peores temporadas de su historia y todavía no ha podido llenar su vacío.

En el acto de ayer, el jugador portugués fue más respetuoso que nunca con su anterior club (“el Real Madrid fue el club que me marcó”), y entre esto y las miradas de complicidad de Florentino, parecía que los dos tuvieran un ataque de nostalgia. Como si Cristiano sufriera ‘madriditis’ y Florentino, ‘cristianitis’. Lo que muestra esta historia es que los grandes clubs y los grandes jugadores se necesitan mutuamente y separados viven peor. Vale para todos.