No se confundan: está todo por hacer

Laporta, con la cúpula deportiva del Barça

Laporta, con la cúpula deportiva del Barça

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Han pasado poco más de cuatro meses desde que Xavi llegó de Doha para volver a casa para construir su historia como entrenador siendo ya leyenda como jugador. También en eso su relato recuerda al de Cruyff y Guardiola y, aunque aún es pronto para anticipar cuál será su legado en el banquillo, es evidente que su llegada fue una inyección de esperanza para un club aturdido en lo económico, perdido en lo deportivo y violentado en lo institucional.

A partir de ahí, Xavi no ha inventado nada porque en la cocina del Barça las recetas están colgadas en la pared desde hace décadas. No es la creatividad lo que se premia, sino la máxima precisión a la hora de ejecutar el plan, algo que solo se logra con un compromiso inequívoco en el que mirar el reloj está prohibido. Si Xavi fuera un becario, que ni lo es ni lo ha sido nunca, habría superado el periodo de prueba con matrícula de honor, mereciendo un contrato indefinido que, en el caso del banquillo blaugrana, debe traducirse en la confianza absoluta por parte de quienes le dieron el liderazgo de la segunda aventura presidencial de Joan Laporta.  

No existen dudas del esfuerzo que ha hecho la entidad para satisfacerle en un momento difícil. El mercado de invierno es la mejor prueba, pero esto solo ha hecho que empezar y será la próxima temporada cuando la exigencia no se limite a acabar cuartos y ganar en el Bernabéu. A Xavi le pedirán que gane LaLiga y que compita la Champions. De hecho, será él el primero en marcar en rojo esos títulos. Crecer es pensar en grande. Y eso no será posible sin subir el nivel de una plantilla a la que Xavi está exprimiendo de forma excelente, pero que en la que aún deben despejarse muchas incógnitas para situarse entre las mejores del continente. Ni el 0-4 al Madrid o los cuatro goles a Nápoles, Atlético y compañía pueden servir de excusa para repetir los estrambóticos inventos aún recientes en materia de fichajes.

La planificación se hace en equipo, pero el máximo responsable de que la pelota entre, el técnico, será siempre el primer señalado y el trabajo es ingente: ¿Seguirá Adama? ¿Lo hará Dembélé? ¿Regresará Coutinho o se quedará en la Premier? ¿Qué pasa con Trincao? ¿Habrá lateral zurdo o llegarán dos para el derecho? ¿Renovarán Araujo y Gavi? ¿Quiénes son los autores intelectuales de los fichajes de Christenen y Kessié? ¿Se convertirá Deco en el nuevo André Cury?

Esta nueva revolución, que tiene su germen el 23 de mayo de 2015, cuando Xavi se despidió entre lágrimas del Camp Nou dejando atrás una carrera irrepetible, es incipiente. No corran demasiado y dejen que todo fluya de forma higiénica...