El Barça reconoce el descontrol en la cantera

Jordi Mestre, en una imagen de archivo

Jordi Mestre, en una imagen de archivo / Ignasi Paredes

Ernest Folch

Ernest Folch

Una convulsión silenciosa pero profunda sacude al Barça por dentro desde hace semanas. El motivo no es otro que las diferencias de visión sobre La Masia que conviven dentro de la entidad. Este enconado debate interno provocó la dimisión del vicepresidente Jordi Mestre, incapaz de soportar la presión que ejercieron sobre él unos cuantos directivos, y a punto estuvo de provocar la caída de Pep Segura, que fue salvado en el último momento por el propio Josep Maria Bartomeu.

La crisis está provocada por factores estructurales y algunos cuyunturales. Los estructurales tiene que ver básicamente con los pocos jugadores que gozan de oportunidades en el primer equipo, bloqueado por la aversión al riesgo del entrenador, y la acusación de poca fidelidad al estilo en muchos equipos de las divisiones inferiores, donde varios entrenadores han sido reiteradamente acusados de ‘pasar’ del modelo en sus métodos de trabajo. Hay otras causas más circunstanciales, como fue en su momento la sanción de la FIFA, y la fuga de algunos jugadores clave que, aunque han sido estimuladas por ofertas mareantes, se cree que habrían podido evitarse si hubiera habido un ecosistema mejor trabajado y más atractivo para los jugadores. El fichaje por el Real Madrid de Take Kubo, que se marchó por la sanción de la FIFA pero que fue igualmente seguido muy de cerca por el Barça, fue una de las mechas que terminó de encender las voces críticas internas. El resultado es que Bartomeu ha emprendido una cascada de relevos, que ha empezado con casi una decena de entrenadores, el fichaje de Victor Valdés para el Juvenil A (el equipo sin duda clave de la cantera), la ubicación de Paco Seirul.lo como nuevo guardián del modelo, y alguna destitución más a la vista. Es decir, el Barça reconoce, por fin, ni que sea implícitamente, el descontrol del que se ha apoderado su cantera. El club se dispone a emprender la mayor revolución en el fútbol formativo de los últimos años. Más vale tarde que nunca.