Opinión

Los árbitros y el señor director deportivo

El sistema arbitral es un desastre, pero no se deben obviar los errores en la gestión deportiva

Deco, en una imagen de archivo tras comer con Bergvall y su familia

Deco, en una imagen de archivo tras comer con Bergvall y su familia / Ferrándiz

Volvió a salir el 36 y esto ya da un pestazo insoportable. En el Bernabéu salió tres veces, en el penalti a favor del Madrid, en el no-gol fastasma y en la tarjeta amarilla a Camavinga. Una vergüenza, el casino siempre gana. Ahora bien, mal hará el Barça en creer que sus malos resultados se deben única y exclusivamente a los errores arbitrales. Hay que mirar para adentro porque en la casa hay mucho desorden y fallos que arreglar. Una temporada sin títulos equivale a fracaso y más si se viene de ganar Liga y Supercopa la temporada anterior.

Miren, no podemos obviar que el año pasado había una dirección deportiva, Mateu Alemany y Jordi Cruyff, que empezó la renovación de un equipo y tocó títulos. No debió parecerle suficiente al presidente cuando les sacó de escena para colocar a Deco, una figura controvertida desde el primer momento por su condición de agente de futbolistas y cercanía al poder en la sombra que le susurra al oído.

La cuestión es que se fueron Busquets, Dembélé y Alba y llegaron Oriol Romeu, Gündogan, Cancelo y Joao Félix. Es cierto que no había dinero para demasiadas alegrías. Bueno, para alguna como Vitor Roque, sí... pero lo que se espera de un buen director deportivo es que se adapte a las condiciones con las que previamente sabe que se va a encontrar. Como hacen los directores técnicos de quince o dieciséis clubes de Primera. Y si no, que le pregunten a Quique Cárcel cómo se lo hizo para traer a Dovbyk por siete millones y a Tsygankov por cinco. Pregunten, pregunten. Y aprendan.

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