El alcance de la retirada de Piqué

Piqué, manteado por sus compañeros

Piqué, manteado por sus compañeros / Xavier Ferrandiz

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Vaya por delante mi felicitación a Piqué. El asunto de su salida del Barça se estaba poniendo muy feo y las consecuencias de alargar su agonía hubieran tenido tintes dramáticos para una leyenda como él. La cuestión es que se había llegado a un punto de no retorno, con Piqué bajo sospecha y cada día más susceptible de aparecer como un pesetero que miraba más por su cuenta corriente que por el bien del Barça.

Algo muy doloroso, sin duda, para un barcelonista de cuna como él, que además tiene inquietudes que en nada casan con el deber de un futbolista profesional. Piqué hubiera salido mal, muy mal, horriblemente mal, de haber dejado pasar el tiempo entre el banquillo y acusaciones mil. Pagarle a él y no poder fichar era absolutamente inasumible. De ahí la felicitación.

Ha sabido verlo y ha sabido actuar con elegancia y amor al club. Ha sabido comunicarlo, emocionar a la afición y marcharse por la puerta grande. Ni siquiera le veremos arrastrarse por alguno de esos paraísos fiscales donde te inyectan los dólares en vena. Barça y solo Barça. Podrá volver y volverá. Y será presidente, ni lo duden, porque ayer hizo la mejor campaña presidencial que nunca nadie podrá hacer.

Ganan todos

El primer alcance de su retirada ha quedado claro. Una jugada maestra de Piqué que le permite reingresar en el corazón del barcelonismo, donde corría serio peligro de salir, y mantenerse ahí ya de forma indefinida. El futbolista ha batido al personaje cuando el personaje le estaba comiendo el terreno de forma muy peligrosa. ¡Chapeau! 

El segundo alcance es respecto al equipo. Sin duda, también sale ganando. Principalmente, porque la directiva tendrá margen salarial para reactivar, y acaso acelerar, su reconstrucción. Si Laporta hace las cosas bien, se puede ganar tiempo y acierto en tan difícil tesitura, aunque siempre esta directiva tendrá que compartir mérito con el sacrificio de Piqué.

Y si Laporta hace las cosas mal, le perseguirá el estigma de no aprovechar la renuncia de Gerard. ¿Lo ven?, Piqué siempre gana en clave electoral, aunque esto ahora es lo de menos. Lo importante es que ganan todos. Y el Barça, el primero.