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26 meses con Mateu Alemany

Mateu Alemany, director de fútbol del Barça

Mateu Alemany, director de fútbol del Barça / FCB

Albert Masnou

Albert Masnou

Mateu Alemany lleva 26 meses en el FC Barcelona, un tiempo y una labor marcada por el freno del fair play financiero que bloquea al club. Nunca ha podido trabajar a su aire. Se va sin que el problema del fair play se haya solucionado, y no porque él no lo haya sabido arreglar sino porque el club no aumenta sus ingresos que le liberen de esta prisión.

Alemany ha tenido que navegar contra viento y marea por este handicap y con la misión de configurar un equipo competitivo. El balance final es de una Copa del Rey, una Supercopa y una Liga (la que caerá ahora) en dos temporadas y media. A nivel de títulos, el examen no es para titar cohetes, pero uno puede tener la sensación de que se han sentado las bases para un futuro prometedor.

A Alemany se le reconoce el duro trabajo en hacer borrón y cuenta nueva en una plantilla que se ha ido modificando con el paso de los meses.De los 32 jugadores que dependían del primer equipo cuando llegó, ahora solo quedan 11. Se ha producido una operación limpieza importante y el Barça se ha desprendido de jugadores cuyo rendimiento fue nefasto (Coutinho y Griezmann, los mejores ejemplos). En este apartado de las salidas hay quien discute la salida de Leo Messi. Durante todo este tiempo se ha ganado la fama de duro negociador en las salidas.

Mateu Alemany con Dembélé

Mateu Alemany con Dembélé / EFE

Hay para todo

En estos 26 meses ha fichado mucho y, como a cualquier director deportivo o secretario técnico, con aciertos pero también con desaciertos. Se fue a Manchester para fichar a Sterling y trajo a Ferran Torres pagando un dineral, se las tuvo con Dembélé para renovar y al final tuvo que tirar marcha atrás y renovarle con una sustancial mejora, Lewandowski ha sido el fichaje estrella aunque el precio fue un contrato de cuatro años cobrando más cada año (al igual que Alba, Busquets, o Umtiti, contratos todos ellos criticados por los actuales gestores).

Se le pidió que se bajara la masa salarial de la plantilla y esto solo ha pasado cuando se decidió no renovar a Leo Messi y cuando Piqué decidió retirarse. Además, el equipo empezó esta temporada con tres laterales izquierdos y se tuvo que ir a prisa y corriendo fichando un lateral derecho (Bellerín). O tres extremos de banda derecha y ninguno que vaya se mueva con soltura por la izquierda.

Como decíamos, ser director deportivo del Barça es un trabajo de alto riesgo porque siempre hay quien ve fallos y aciertos. Mateo no lo ha tenido fácil y se va cuando la presión del fair play es ya inaguantable. Sin gorra ni grandes estridencias, se va un ‘jijante’. Habrá quien le eche de menos.