Islas Lofoten, aventura ártica

Las Islas Lofoten en Noruega emergen como uno de los destinos soñados por los amantes de los deportes de invierno

Surfear las olas en sus playas es un exotismo que se puede experimentar con las montañas nevadas de fondo

Mágico: esquí de montaña con los fiordos como telón de fondo.

Mágico: esquí de montaña con los fiordos como telón de fondo. / C.Oberschneider

Sergi Mejías

Sergi Mejías

En el mundo de la nieve, como otros deportes y aficiones, existente una serie de mecas, de destinos donde los sueños se hacen realidad. Y lel archipiélago de las islas Lofoten, en Noruega, emergen como ese pasaje onírico para los amantes del esquí de montaña. Y también del surf. Porque estas islas noruegas situadas más allá del Círculo Polar Ártico son el mejor escenario natural para disfrutar del skimo subiendo por sus montañas nevadas, del freeride para bajar y del surf en sus frías playas.

La aventura empieza con el vuelo a Oslo y después el enlace a uno de los aeropuertos de las islas como puede ser el de Narvik. Una vez en tierra firma se puede llegar por carretera hasta el punto de destino. En este caso fue el Lofoten Ski Lodge en Nyvagar, en la bahía de Kalle, toda una referencia ya que además es la sede de la Northern Alpine Guides, la compañía de guías locales que organiza salidas y todo tipo de actividades. Se trata de un lugar histórico pues fue uno de los pueblos pesqueros más grandes a principios de 1800 y muchos pescadores de Noruega se alojaban allí durante la época de pesca. Ahora el hotel está compuesto por un edificio principal con una grande y acogedora sala de estar y el comedor, porque a la hora de dormir se va pequeñas casas individuales en sus alrededores.

SKIMO

El viaje desde España solo ha sido el prólogo de esta aventura ártica. El plato fuerte empieza el primer día de esquí de la mano de los guías locales para descubrir montañas como Rundfjellet, que con sus 803 metros de altura es una de las más altas de la isla. Indispensable el material de seguridad con el DVA (Detector de Víctimas de Avalancha), pala y sonda. Además, para ir a Lofoten, o a cualquier destino para hacer esquí de montaña, se tiene que estar en forma porque antes de bajar se tiene que subir. Y no hay telesillas. Las pieles y unas horas ganando altura van a deparar una experiencia única. Pisar nieve con el mar como telón de fondo es una viviencia que jamás se olvida. Mágico. Desde la cima las vistas son un regalo para los sentidos, más para aquellos que no han esquiado más allá de los Alpes.

Después de subir llega el premio: el descenso por nieve virgen, que puede estar un poco pesada dependiendo de la época del año, si llegamos a final de temporada. La esquiada es la guinda a una mañana diferente de esquí y la primera excursión de las inmensas posibilidades que ofrece este bello rincón de Noruega.

A SURFEAR

Tras de esquiar, por la tarde llegará el contraste absoluto, de la montaña al mar, de golpe. En la playa de Unstad se encuentra el centro Unstad Artic Surf. Allí mismo cuentan con instructores y material, tanto la tabla como el neopreno, sobre todo un neopreno de 5 milímetros con capucha, escarpines y guantes para soportar las gélidas temperaturas del Océano Ártico. Lo mejor es que no se deben tener nociones de surf porque allí mismo enseñan los aspectos básicos antes de echarse al agua. Y si alguien ya sabe surfear va a disfrutar de una experiencia muy diferente.

Ya en el agua sorprende gratamente la capacidad de abrigo del traje de neopreno. Y después de pelearse durante un rato con las olas ni se nota el agua fría en la cara. Igual un debutante no consigue ni pillar una ola, menos levantarse, pero la sensación de estar en el agua en el Círculo Polar Ártico es mágica, con las montañas nevadas de fondo o incluso con la posibilidad de que nieve mientras se está surfeando.

Esta es parte de la magia de las Islas Lofoten. Y si se tiene la suerte de poder contemplar alguna aurora boreal, la experiencia total. y si se necesita más información basta visitar la web www.visitnorway.es.