CAMPAÑA DEL 9J

El PP intenta sortear la crisis con Milei en el arranque de las europeas: es "otra pinza de Moncloa y Vox"

En Génova consideran que el conflicto diplomático desatado beneficia a sus dos rivales electorales y tratan de navegar distanciándose de Milei pero manteniendo los reproches al Gobierno

"Si entramos en el marco de la polarización, perdemos seguro", reconocen

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la presentación del programa del Partido Popular para la campaña del 9J.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la presentación del programa del Partido Popular para la campaña del 9J. / JOSÉ LUIS ROCA

Paloma Esteban

El PP ha ido matizando su posición ante la crisis diplomática desatada entre España y Argentina tras el paso de Javier Milei por Madrid. En la dirección nacional acusan al Gobierno de “sobreactuar” abriendo la puerta a romper relaciones diplomáticas con un país muy importante para los intereses nacionales y, al mismo tiempo, reconocen que no pueden defender el discurso del presidente argentino, que además selló una alianza en toda regla con Vox.

Los populares navegan en mitad de una crisis que creen que beneficia a sus dos rivales electorales justo en el arranque de la campaña electoral europea. Y distintos dirigentes nacionales concluyen que es “otra pinza de Moncloa y Vox” en la que el PP “ni debe ni puede entrar” aun con el riesgo de quedar “en tierra de nadie”. De hecho, Génova organizó un acto este mismo lunes para presentar el programa electoral de las europeas del 9 de junio, que irán desgranando en los próximos días. Pero ya lanzaron una primera medida, fuera de todo el debate político del día, centrada en los jóvenes y en la propuesta de eximirles de impuestos en los primeros años de vida laboral.

“Nosotros a lo nuestro. Si entramos en ese marco de polarización, perdemos. Ya lo intentaron en Cataluña”, insisten en la cúpula conservadora. La realidad es que el PP lleva meses ejerciendo una oposición muy dura contra Sánchez por todo lo que tiene que ver con las actividades profesionales de su esposa, Begoña Gómez, sin descartar todavía que los dos tengan que comparecer en la comisión de investigación del Senado. Un juzgado de Madrid abrió diligencias al respecto, desatando la reflexión de Sánchez y la tormenta en la prensa internacional. En el PP consideran que Sánchez “no ha hecho nada por despejar dudas” ni ser “transparente” ante un caso que ya es conocido en medio mundo.

Al mismo tiempo reconocen no sentirse cómodos con que un mandatario extranjero haga ese tipo de declaraciones en el país que visita, y que además ha contado con una agenda muy centrada en su relación con Vox. La dificultad, admiten algunos dirigentes, es encontrar “el término medio”. El PP no está dispuesto a rebajar la tensión con el Gobierno, menos aún a las puertas de unas elecciones cruciales para Feijóo. Y de ahí que sigan incidiendo en lo que consideran una “sobreactuación” del ministro de Asuntos Exteriores, llamando a consultas a la embajadora en Buenos Aires. Al mismo tiempo, explican, no están dispuestos a ceder todo el terreno a Vox.

“Al final lo que ambos buscan es que los ciudadanos perciban que todos los políticos son iguales. Y polarizan para movilizar solo a su electorado”, dicen en la cúpula conservadora. La tesis del PP es que estas elecciones europeas -que normalmente cuentan con una participación inferior a otros comicios- van justamente “de quién moviliza más”. Para el PP, Vox “echó gasolina” con su convención ultra para, precisamente, agitar a su electorado de cara a junio. “Y en Moncloa hacen exactamente lo mismo, volviendo con el fantasma de la ultraderecha y diciendo que el PP y Vox somos lo mismo”, reflexionan.

Matices en el PP

En las primeras horas, durante la tarde del domingo, los populares reprocharon al Gobierno que intentara recabar su apoyo ante las palabras del mandatario argentino -que llamó “corrupta” a la mujer de Pedro Sánchez en un discurso durísimo durante el cónclave organizado por Vox- después de que un ministro suyo, Óscar Puente, hubiera insinuado que Milei consumía drogas hace unos días. 

Insistían en que su labor de oposición “se iba a centrar en el Gobierno de España y no en el argentino”. Al día siguiente, el lunes por la mañana, Esteban González Pons ya aludía a que Milei se había “entrometido en la política nacional” con un “espectáculo chocante”, aunque recalcó que la esposa del presidente “no es un asunto de Estado”, considerando “muy exagerada” la actuación del ministro Albares.

El siguiente paso, ya el definitivo, lo dio el propio Alberto Núñez Feijóo en el acto europeo del lunes al mediodía, en el que terminó marcando distancias tanto de Milei como de Sánchez: “Ninguno representa el espacio de moderación que yo defiendo para la política. La escalada verbal no conduce a ninguna parte y a mí no me representa. El Gobierno de Sánchez empezó todo haciendo lo mismo que ha hecho ahora Milei”, zanjaba.

En su núcleo duro insisten en que el camino, que algunos tachan de equidistante y en Moncloa ven “insuficiente”, no pasará por escoger entre lo que dice el Gobierno y lo que dice Vox (empeñado en defender todo lo que dijo Milei en el Palacio de Vistalegre). Reconocen los matices y algunos dirigentes consideran que desde el primer momento era necesario hacer un reproche claro a Milei. Pero hay otros cargos de peso que piensan que el Gobierno “veía una oportunidad política” en el viaje del argentino, y que “esperaban encontrar algo de lo que sacar tajada”.

Feijóo volvió a pronosticar una victoria en las elecciones de julio. Lo hizo este lunes en presencia de su cabeza de cartel, Dolors Montserrat, y a pesar del temor que en su partido existe con dar por hechos los resultados de unas elecciones o confiar demasiado en las encuestas. Sobre todo, alertan algunas voces, en vista de lo que “al final siempre consigue Sánchez”. El líder del PP ha dado orden de movilizar a todo el partido y combinará la oposición dura, la que ha ejercido todos estos meses sin descanso, con intentar separarse de Vox. En realidad, el partido ultra desplegó su discurso más duro contra Feijóo también en Vistalegre, insistiendo en que además de la “derechita cobarde” ya se había convertido en “estafadora”.