El mal perder de Maradona en la final del Mundial de 1990

Diego Armando Maradona

Diego Armando Maradona / AFP

Óscar Cubero

Cuántas veces nos hemos llevado las manos a la cabeza con Diego Armando MaradonaCapaz de lo mejor con un balón en el terreno de juego, pero también de lo peor cuando se despreocupaba de él y se centrababa en otras cuestiones. 

Algo parecido le pasó en el verano de 1990. Allí se encontraba, en Italia, a punto de conseguir su segundo Mundial consecutivo. El 8 de julio ya solo había un equipo que podía quitarle la gloria: Alemania. Roma, ciudad del encuentro, no le perdonó que eliminara a Italia en la tanda de penaltis en semifinales. Y Maradona no se callaba, no se achantaba. Siempre respondía con algo más, futbolístico y extrafutbolístico. 

El silbado himno argentino fue acompañado por los insultos del Diego: "hijos de puta". Así lo cuenta Edgardo Codesal, árbitro de la famosa final, que admite que "debería haber expulsado a Maradona en ese momento".  Nada más lejos de la realidad, el colegiado uruguayo intentó calmar al "mejor futbolista del mundo". Así se lo dijo, a minutos de comenzar uno de los momentos más importantes de su carrera, pero no importó. Los insultos del 'Pelusa' siguieron y el partido dio comienzo. 

En el minuto 85 un penalti sobre Rudi Völler supuso el único tanto del partido. Andres Brehme transformó la pena máxima y los germanos levantaron el trofeo. Maradona se echó encima del árbitro y le dijo: "Ya lo sé, es un robo de la FIFA. No quiere que ganemos y a ti te han mandado para esto". Codesal admite que tendría que haberlo expulsado "otra vez", pero no lo hizo. Para él, el penalti que pitó "lo era y lo sería hoy en día con el VAR"

No tiene un gran recuerdo del que para él es, como futbolista, el mejor. Pero, como persona, "una de las peores que jamás me he cruzado en la vida. Desagradable".

El colegiado nunca olvidará ese partido. Y si lo hace, siempre habrá algún argentino que se lo recuerde: "Sigo recibiendo amenazas. Me dicen que mis padres deberían morir de coronavirus, pero yo no, puesto que así sufriría. Están trastornados". Treinta y dos años después