Rossi da el relevo a Bagnaia

El ‘Doctor’ se despide ante miles y miles de fans arrancando desde la última posición de la parrilla

‘Pecco’ intenta derrotar a Quartararo para mantener vivo el Mundial y que se decida más adelante

Bagnaia y Rossi, MotoGP

Bagnaia y Rossi, MotoGP

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Todo se junta, todo se hace evidente en uno de los circuitos más queridos y llamativos del Mundial. Misano no es cualquier cosa. Misano, que ha terminado recibiendo el nombre del joven Marco Simoncelli, de quien ayer se celebraron los 10 años de su fallecimiento, en accidente, en el circuito de Sepang, en Malasia, será el trazado en el que dos de los más grandes pilotos de esta temporada, el llamativo ‘rookie’ murciano Pedro Acosta (KTM, Moto3) y el no menos brillante joven Fabio Quartararo (Yamaha, MotoGP), un chaval velocísimo pero que, todavía, no ha ganado título alguno, podrán, tal vez, proclamarse nuevos campeones del mundo, por vez primera, si consiguen cruzar la meta con 50 puntos de ventaja sobre sus rivales más peleones, los italianos Dennis Foggia (Honda) y ‘Pecco’ Bagnaia (Ducati).

Pero Misano, que hoy se vestirá, se teñirá, se disfrazará, se nublará de amarillo, el color de Valentino Rossi, será el escenario de la despedida del mayor mito del motociclismo mundial. El ‘Doctor’, que hace un montón de años que no gana y más de una docena de temporadas que persigue su décimo cetro mundial, se despedirá de la manera más hermosa posible: miles y miles de fans lucirán un sombrero, que se quitarán ante su paso. Eso sí, ese Rossi, ese ‘Vale’, ese ‘Doctor’, ese mito, ese campeonísimo partirá desde la cola, desde la última posición de la parrilla, mientras uno de sus herederos y alumnos, ‘Pecco’ Bagnaia liderará, de nuevo, la parrilla de salida de la máxima categoría.

Fue Rossi, precisamente, quien ayer no pudo contener la emoción a la hora de despedirse de la afición italiana en un momento tan y tan delicado como el de hoy a las dos del mediodía. Y, en ese momento, quiso recordar la desaparición de Simoncelli “no solo porque creí, tras su muerte, que nunca más volvería a correr sino porque en aquel momento perdí a un gran amigo y, no solo eso, sino a mi primer alumno en la Academia, pues Marco fue el primero al que recogimos en nuestro seno para tratar de ayudarle a ser el mejor piloto del mundo y, en el momento de su muerte, estaba en camino de serlo”.

Es evidente que el hecho de que la jornada de hoy en Misano pueda ser uno de los días más importantes en la vida de pilotos como Acosta, Foggia, Quartararo, Bagnaia y Rossi, marcará mucho el Gran Premio de la Emilia Romagna, ya que al término del mismo únicamente quedarán dos carreras, 50 puntos en juego, en el Algarbe (Portimao, Portugal) y Valencia. En ese sentido, no deja de ser curioso que la lluvia haya marcado los ensayos del viernes y sábado, lo que ha relegado al ‘Diablo’ a la 15ª posición de la parrilla, y, posiblemente, ese clima se transforme hoy con un día sin agua y, por tanto, difícil de gestionar por los pilotos e ingenieros, aunque todos ellos podrían tirar de sus recuerdos de hace un mes cuando corrieron, en esta misma pista, el GP de San Marino.

Es evidente que la carrera con o bajo el agua no tiene nada que ver con correr en seco. En mojado, Bagnaia tiene las de ganar frente a Quartararo; en seco, no. En mojado, Marc Márquez, el más atrevido de todos (aún lesionado), puede ser candidato. Y ya ni les cuento en la más que competitiva e igualada carrera de Moto3, donde Acosta, en mojado es otra cosa y, sobre todo, puede verse mezclado en más de un lio. El tiempo, pues, empezará a decidir muchas cosas en el GP de Emilia Romagna.