Mirambell: "Lo mío es digno de una serie de Netflix"

"¿Una medalla en Pekín? Lo sueño, soy un animal competitivo, un 'killer' ", asegura Ander

"He sufrido mucho, ha sido la clasificación olímpica más dura de mi carrera", reconoce

Ander Mirambell, durante una competición

Ander Mirambell, durante una competición / sport

Josep González

Josep González

Ander Mirambell Viñas (Barcelona, 17-02-1983) es el Marc Márquez de las motos o el Fernando Alonso de la F1, pero él vuela sobre el hielo en lugar del asfalto. Pionero del skeleton en España, competirá en Pekín sobre un trineo a casi 140 km/h, a partir del próximo 4 de febrero, en sus cuartos Juegos Olímpicos de Invierno.

Vancouver 2010, Sochi 2014, PyeongChang 2018… y en unos días Pekín 2022. Cuatro Juegos Olímpicos seguidos. ¡Impresionante!

La verdad que sí, digno de una serie de Netflix. Lo veo y pienso ‘¿Esto me está pasando a mí’. Parece que no sea real, la verdad.

¿Ha sufrido para llegar a la cita olímpica china?

Mucho. Hemos hecho las cosas muy bien, ha sido la clasificación olímpica más dura de la historia, donde solo iban los 25 mejores. He sufrido mucho, ahora ya estamos allí pero ha habido momentos muy duros.

¿El Covid tampoco se lo ha puesto nada fácil?

No, justo después del parón de Navidad lo pasé, perdí dos kilos, físicamente me desgastó bastante pero sobre todo emocionalmente. Vienes después de dos meses sin poder estar con tu familia, aislados… Hay que entenderlo como parte de una prueba más que nos ha puesto la vida para lograr este sueño.

¿Qué aspira conseguir en estos Juegos?

Pues lo primero, hacer la mejor carrera de la temporada y la mejor en unos Juegos, esa es mi motivación. Lo segundo, hacerme a nivel mental con la pista ya que solo tenemos dos días de bajadas y lo tercero, disfrutar de unos Juegos. Me gusta disfrutar compitiendo pero los últimos en 2018 en PyeongChang no fueron tan buenos porque falleció mi madre de un cáncer y estuvo allí conmigo, en Sochi acudí enfermo y en los primeros en Vancouver iba nervioso y sin saber dónde me metía. Ahora me gustaría disfrutar y con una sonrisa en las bajadas.

Una medalla en Pekín es una quimera, pero ¿lo ha soñado?

Lo sueño mucho y lo soñaré toda mi vida. Me considero un animal competitivo, soy un ‘killer’, y aunque a veces no salgan los resultados lucho por hacer cosas grandes. Por ejemplo haber conseguido en Saint Moritz el récord histórico de velocidad punta es como una pequeña medalla.

Lleva 16 años compitiendo en clara desventaja con sus rivales, sin los medios, tiempo e instalaciones con que cuentan ellos, con la pista más cercana a dos horas de avión… en fin, un sinfín de adversidades. ¿Nunca pensó en dejarlo todo?

Sí que te lo planteas, pero la felicidad no es competir contra ellos y sentirte inferior, sino conseguir los objetivos diarios, semanales, mensuales… esas pequeñas victorias, guerras, que quizá no son mediáticas y no se explican pero que me llenan de ilusión. No puedes competir por un título de la Copa del Mundo porque no tienes su trineo, su infraestructura, pero tienes dos opciones: o te vas a casa o luchas por tu realidad. Es el camino lo que vale la pena…

Aun así, pese a todas las vicisitudes, ahí está, en la élite mundial del skeleton…

Pues sí, y un año más, es una animalada y más viviendo al lado del mar.

¿Qué tiene el skeleton para jugarse la vida literalmente descendiendo a casi 140 kilómetros por hora?

Muchas cosas, la primera la toma de decisiones en cada curva, en cada segmento del circuito, la sensación de estar en la Fórmula 1 pero en el hielo, tiene muchas similitudes.

¿Y cuando se lanza por el tobogán de hielo como un meteorito a esas velocidades, con la adrenalina disparada, qué le pasa por la cabeza?

Pues cuando me pongo el casco no oigo el ruido de la gente, ni cuando hay 3.000 personas ni cuando está mi familia con las trompetas. Solo pienso en si el hielo tiene agarre, si el peralte está muy cerca de mi cabeza, la trazada de una curva… es una pasada lo que pasa por tu cabeza en milésimas de segundo.

¿El momento más especial en su carrera?

¡Buffff! Cualquiera de los abrazos con mi familia al cruzar la línea de meta. Es un deporte individual pero compartirlo con la gente que quieres dignifica el valor de lo que estás haciendo.

Cumplirá 39 años durante los Juegos. ¿Y después de Pekín, qué?

Es la pregunta del millón. Cuando vuelva de Pekín me gustaría reunirme con todo mi equipo, con la doctora a ver cómo está mi cuerpo, con mi preparador físico, con la Federación a ver qué planes tiene, con el constructor a ver si puedo mejorar el trineo... y luego decidiré cuál es el siguiente paso, si luchamos por el Mundial 2022 o por otro proyecto. Ahora no tengo muy claro lo que sucederá, solo pienso en los próximos días en Pekín.

Desde 2018 ha realizado un par de castings, junto a la Federación Española de Deportes de Hielo, en busca de pilotos de skeleton. Más allá de usted, ¿ve futuro en el skeleton en España?

Sí, me imagino dentro de unos años estando en el sofá y poner la tele y verlos bajar. Esa sería la mejor medalla que uno puede tener, dejar una herencia por un camino bien marcado y que la gente pueda seguir un deporte que ni existía en este país cuando empecé en 2005.