JUEGOS OLÍMPICOS RÍO 2016

Neymar gana la guerra contra Colombia y lleva a Brasil a semifinales

Neymar abrió el marcador con un golazo de falta que fue clave para doblegar a Colombia en un duelo con tintes bélicos

Neymar celebró a lo grande su gol contra Colombia

Neymar celebró a lo grande su gol contra Colombia / sport

Joaquim Piera. Sao Paulo

La ‘baby canarinha’ de Neymar Jr. ya está en semifinales. La Seleçao doblegó a Colombia (2-0) de forma merecida y continúa creciendo futbolísticamente en busca de su único objetivo: la inédita medalla de oro. 

Nada de espíritu olímpico. El enfrentamiento entre brasileños y colombianos se convirtió en un clásico sudamericano, con todos sus ingredientes tradicionales: juego subterráneo a doquier, provocaciones a mansalva, tanganas y, en muchas fases, más interrupciones que fútbol. De hecho, el ambiente y la tensión que se generó en el Arena Corinthians fue más propio de un partido de Copa del Mundo que no de una competición con el sambenito de descafeinada como es el torneo olímpico de fútbol.

El partido se le puso de cara a la ‘baby canarinha’ gracias a una genialidad de Neymar. Brasil forzó una falta en la frontal del área e incomprensiblemente los cafeteros solo colocaron tres integrantes en la barrera. <strong>Ney, que es un genio pillo, se percató y mandó el balón entre dos colombianos, que para desesperación del portero Bonilla, se acabaron separando.</strong> No había transcurrido ni el primer cuarto de hora y Brasil ya se le ponía todo de cara.

Los colombianos ya habían dado anteriormente un susto cuando el portero Weverton se hizo un lío después de una sesión de Rodrigo Caio. Pólvora arriba tenían, pero en lugar de jugar se dedicaron a buscar el tobillo derecho de Ney, tocado tras sufrir un esguince en el último partido contra Dinamarca. 

En muchas fases del primer tiempo, el partido se convirtió en una caza y captura a Neymar. El técnico Carlos Alberto Restepo montó un sistema rotativo de defensa, muy habitual en los equipos de poca calaña sudamericano, en que sus integrantes se turnaron con el único objetivo de no acabar expulsados por reiteración de faltas. Balanta, Barrios, Preciado fueron deliberadamente a por Ney, con el colegiado turco Cuneyt Cakir administrando el encuentro con un arbitraje típico de FIFA.

Colombia llevaba la lección muy bien aprendida de la última Copa América, cuando consiguieron sacar de sus casillas a Ney, que acabó expulsado y, posteriormente, sancionado con cuatro encuentros. La situación estuvo a punto de repetirse.

Los cafeteros, de forma antideportiva, no quisieron devolver el balón. Ney, que ya iba con los tobillos calientes, se tomó la justicia por su cuenta y cazó por detrás a Roa, ganándose una tarjeta amarilla. Y se montó una nueva tangana, con participación de los dos banquillos.

La sensación de los brasileños, al descanso, es que estaban ganando una batalla. Abandonaron el terreno de juego todos juntos como si fuera un pelotón, sabiendo que el partido podía alargarse en el túnel de vestuarios, algo muy común, por ejemplo, en la Copa Libertadores de América.

Hubo tregua olímpica. Colombia salió a por el empate y regaló deliberadamente espacios atrás. Brasil no dudó y aceptó el reto de jugárselo todo a un toma y daca, pensando que Ney, que hizo un partidazo, Gabriel Jesus o Gabigol podían sentenciar en cualquier momento.

Brasil podría haber enterrado a Colombia ya en el minuto 53. Sin embargo, el árbitro turco, incomprensiblemente, no quiso ver ni señalar un penalti clamoroso por unas manos de Balanta, en un lanzamiento envenenado de Luan.  

Neymar sobresalió. Con libertad de movimientos, dirigió con maestría el ataque brasileño, con certeras asistencias desde la tradicional posición de 10 del fútbol brasileño. Como había pronosticado su seleccionador, el blaugrana ha ido a más, cogiendo el golpe de pedal a lo largo del torneo.  

Y fue, como no, Ney quien lanzó la jugada que sentenció el encuentro, en un momento en que el nerviosismo empezaba a apoderarse de la grada y la zaga brasileña. El barcelonista asistió a Luan que, con espacio por delante, tuvo tiempo para prepararse y sacarse un trallazo que encubrió con maestría al portero colombiano. 2-0 y fiesta brasileña.

<strong>Neymar, así como sus colegas, celebraron efusivamente el pase a semifinales en plena comunión con la ‘torcida’</strong>. Rio de Janeiro espera a la ‘baby canarinha’, el miércoles, contra Honduras en el imponente y mítico estadio de Maracaná.