Antiguo patrimonio de Afganistán

Así es Bamiyán, la ciudad donde murieron los tres españoles

Los talibanes que tomaron el poder tras ganar la guerra contra el Gobierno respaldado pro Estados Unidos, en agosto de 2021, han tratado desde entonces promover el turismo

Imágenes de la ciudad afgana de Bamiyán, en donde tres españoles han sido asesinados

Lucía Feijoo Viera / PI STUDIO

EFE

Bamiyán, capital de la provincia homónima de Afganistán, fue uno de los principales centros turísticos de la violenta nación hasta la llegada de los talibanes al poder.

El valle de Bamiyán, a unos 130 kilómetros de la Kabul, en el hogar de uno de los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y fue una vez considerado una de las zonas más seguras de este país devastados por décadas de guerra y conflicto.

Allí se encuentras los restos de dos estatuas gigantes de Buda, que fueron destruidas por los talibanes durante su primer gobierno en 2001 por considerarlas blasfemas, y atrajeron por años a los turistas.

Los talibanes que tomaron el poder tras ganar la guerra contra el Gobierno respaldado pro Estados Unidos, en agosto de 2021, han tratado desde entonces promover el turismo en esta zona en un intento por revivir la economía local y lavar la imagen del país.

El desafío de la seguridad

La seguridad sin embargo ha sido un desafió para los líderes fundamentalistas que, tras tomar el control de Kabul han visto erigirse al grupo yihadista Estado Islámico, como su principal amenaza desde la retirada de las tropas internacionales, reclamando la autoría de casi todos los ataques cometidos hasta ahora.

Los ataques sin embargo tienen como objetivo en su mayoría miembros de minorías musulmanas, o las propias fuerzas de los talibanes. Mientras que los ataques a los extranjeros son muy raros.

La embajada de España en Afganistán recomienda a los ciudadanos españoles no viajar bajo ningún motivo al país asiático debido a los riesgos que supone. La misión diplomática, como la mayoría de la delegaciones internacionales, suspendió sus actividades tras la toma de Kabul, hasta que las condiciones de seguridad permitan su reapertura.

Por lo que funciona de manera temporalmente desde Doha sin posibilidades de ofrecer atención directa o protección, según la propia embajada.