Todos se sienten maltratados

La AFA y la CBF, que marca distancias con las autoridades sanitarias brasileñas

Se sienten víctimas por igual de la bochornosa suspensión del Brasil-Argentina

Imagen captada de Neymar y Leo Messi, ambos jugadores no daban crédito a lo sucedido

Imagen captada de Neymar y Leo Messi, ambos jugadores no daban crédito a lo sucedido / @SC_ESPN

Joaquim Piera

Joaquim Piera

No es un episodio más de la rivalidad entre Brasil ni Argentina llevado al límite, sino el reflejo de la sinrazón del gobierno de Jair Bolsonaro en gestionar todos los aspectos de la pandemia. La CBF y la AFA comparten indignación y vergüenza ajena ante la bochornosa suspensión del superclásico en Sao Paulo. La sensación generalizada es que podría haberse evitado la imagen tragicómica de agentes de la Vigilancia Sanitaria y la Policía Federal parando el encuentro para detener y expulsar cuatro jugadores argentinos, que juegan en la Premier, por no haber cumplido una preceptiva cuarentena de 15 días.

La FIFA, que es quien tiene que resolver el lío, lamenta lo ocurrido y ya tiene los primeros informes que serán analizados por los órganos disciplinarios para tomar una decisión “en su debido tiempo”. Y, precisamente, tiempo es lo que no tiene el máximo organismo mundial, ya que aún quedan por disputar 10 jornadas de las eliminatorias sudamericanas y su finalización está prevista para el 29 de marzo del 2022. Si el superclásico se tiene que reanudar, habrá una guerra de fechas, de autorizaciones sanitarias y de los clubes europeos que tendrán que ceder sus internacionales, algo que los ingleses no han hecho ahora con la Seleçao.

La perplejidad de los dos contendientes aún perdura. Ambos se sintieron desprotegidos ante una Vigilancia Sanitaria que actúo mal y de la peor forma posible. El estado actual de la CBF, que naufraga en una crisis institucional, tampoco ayuda. Su presidente, Rogerio Cabloco, que era un fiel aliado de Jair Bolsonaro, está apartado del cargo por las gravísimas acusaciones de acoso sexual y moral en empleadas de la entidad. Quien ocupa interinamente el cargo es el desconocido Ednaldo Rodrigues, que ha marcado distancias con el ejecutivo de extrema derecha y que no tiene ninguna relevancia en el contexto local.

El monumental enojo de Tite increpando a los agentes de la Vigilancia Sanitaria que interrumpieron el partido ejemplifica cuál es el nivel de enojo en la Seleçao. Que la propia CBF haya emitido una oficial en la que indica que se siente “decepcionada” por la actuación de los responsables sanitarios no es un detalle menor teniendo en cuenta el talante beligerante del actual gobierno brasileño.

La selección argentina, por su parte, fue notificada dos veces el sábado por la Vigilancia Sanitaria que no podría alinear sus cuatro jugadores de la Premier porque tenían que cumplir una cuarentena. Esta es una versión que la Albiceleste niega.

En vista del lío que se iba a formar, la propia Confederaçao se movilizó e intentó ayudar, sin éxito, a su homónima argentina para que consiguiera un pedido de excepcionalidad, emitido por el gobierno brasileño, para poder contar con los cuatro futbolistas residentes en Inglaterra. La fragilidad institucional de la CBF quedó en evidencia con la imposibildad de la obtención de “un favor” necesario, porque la legislación que existía, en junio en la Copa América, ya no está vigente.

Durante toda la crisis, la Seleçao y la Albiceleste cultivaron un clima de cordialidad, sin reproches hacia la AFA, por no haber informado en la declaración de viajante que los jugadores habían estado en Inglaterra antes del partido en Venezuela. La imagen de Leo Messi, en chaleco, departiendo con NeymarScaloni y Tite muestra que todos estuvieron juntos en la derrota del fútbol ante la incoherencia gubernamental de Bolsonaro.