Muere Roberto Álvarez, un grande de los banquillos del fútbol catalán

Falleció a los 80 años en Barcelona, dejando una larga trayectoria como entrenador

Un ascenso a Segunda A con el Levante y otro a Segunda B con el Premià, algunos de sus éxitos

Roberto Álvarez, en una imagen de 2017

Roberto Álvarez, en una imagen de 2017 / DANI BADIA

Lluís Payarols

Lluís Payarols

La noticia tiñó de luto este lunes al fútbol catalán. El nombre de Roberto Álvarez Álvarez no sonará a la parte más joven de la afición al fútbol catalán, pero es justo recordar la figura de un entrenador que figura con letras de oro en la historia del fútbol catalán. Su corazón dejó de latir en Barcelona, a pocos meses de cumplir los 81 años de edad

“Era uno de los jornaleros del fútbol catalán”. Lo dice entre lágrimas uno de sus amigos y rivales en tantas y tantas batallas en campos de tierra, el también grande Jaume Creixell. Él fue quien alerto a la afición a través de sus redes sociales. Ahora, llora la muerte de un técnico que tuvo una larga carrera, con mucha presencia en el fútbol catalán pero también en toda la geografía española.

Nacido el 1 de octubre de 1942 en Villamartín del Sil, una pequeña localidad de poco más de 120 habitantes  en la comarca leonesa de El Bierzo, Roberto se inició como futbolista en el CD San Pedro de Ponferrada y, a partir de ahí, defendió las camisetas de la Cultural Leonesa, Ponferradina, Mestalla, Espanyol Aficionados, Europa y Badalona, entre otros. Sin embargo, como recuerda Julià Garcia en sus maravillosos artículos sobre sus colegas entrenadores, las lesiones le obligaron a colgar las botas con solo 24 años.

Roberto Álvarez, a la derecha, en un entrenamiento de la UE Lleida

Roberto Álvarez, a la derecha, en un entrenamiento de la UE Lleida / ARCHIVO DANI BADIA

A partir de ahí se forjó un entrenador que brilló durante décadas y que no renunciaba a nada, Ambicioso como pocos y profesional hasta la extenuación, Roberto Álvarez demostró siempre que el fútbol era su pasión. Su popular cabellera blanca era marca de identidad en todos los banquillos que habitaba, desde que se formara a principios de los 70 en la cantera del Villarreal, cuando La Cerámica era un coqueto El Madrigal.

De ahí al Acero de Sagunto y a su primera experiencia como técnico en el fútbol catalán, el CF Reus en 1977. Lo fichó Salvador Batlle, por aquel entonces presidente rojinegro, para afrontar la temporada en una Tercera División que ya no era la tercera categoría del fútbol español, a causa del nacimiento de la ya desaparecida Segunda B. Estuvo dos campañas hasta que en 1979 dio el salto a las Baleares para dirigir al Poblense.

La plantilla 88-89 del Levante, con Roberto Álvarez de entrenador

La plantilla 88-89 del Levante, con Roberto Álvarez de entrenador / LEVANTE UD

Su debut en Segunda B fue en el Terrassa, la temporada 80-81. Sin embargo, tras perder contra la UE Lleida en la jornada 6 (0-2), fue destituido y sustituido por un Miquel Vallespir que aquella misma temporada había estado a sus órdenes como portero y había colgado los guantes.

Precisamente, la extinta UE Lleida fue su siguiente destino, en una de sus etapas más largas en un banquillo. Roberto Álvarez se sentó en el banquillo local del Camp d’Esports entre 1982 y 1985, durante tres temporadas. Hablamos de la época de los Amigó, Puigsolsona, Miguel Rubio, Palau, Lekumberri, Pizo Gómez y compañía. En la capital del Segrià siempre se le tuvo gran aprecio, como lo demuestra algún de las imágenes que ilustran este reportaje, obra del recordado Dani Badia, periodista de Catalunya Ràdio que nos dejó años atrás.

Dani Badia y Roberto Álvarez, periodista y entrenador

Dani Badia y Roberto Álvarez, periodista y entrenador / ARCHIVO DANI BADIA

Una nueva experiencia en el Poblense y otra en el Teruel precedieron a una de las grandes alegrías de su carrera. En 1988 el Levante apostó por él y Roberto respondió a lo grande. El equipo granota fue el campeón del grupo 4 de Segunda B, con 11 puntos de los de antes –cuando la victoria se pagaba a 2- de ventaja sobre el Ceuta y ascendió a Segunda A. Eso le permitió debutar como entrenador en la categoría de plata, pero su aventura se acabó en la jornada 28, cuando fue relevado por Pepe Martínez. Pese a ello, aquella misma campaña acabó en el Olímpic de Xàtiva, en Segunda B, sustituyendo a Floro Garrido.

Palamós, Ponferradina, UDA Gramenet –en dos etapas-, Polideportivo Almería, de nuevo Levante, Premià y Tàrrega fueron sus otros destinos antes de dejar definitivamente su pasión a pie de campo. De esas últimas experiencias destaca su pasó por un Premià al que llevó a Segunda B la temporada 98-99, coincidiendo con una anécdota que quienes le conocían recordarán con una sonrisa: fue una época en la que el bueno de Roberto, presumido como pocos, decidió teñir de negro su espectacular pelo blanco, para sorpresa de muchos.

Locuaz y amigo de sus amigos, compartió todos sus recuerdos con quienes conversaban con él hasta que el maldito Alzheimer empezó a borrar una memoria prodigiosa. Roberto Álvarez no dejaba indiferente a quienes trataban con él y su nombre siempre formará parte de la historia del fútbol catalán. Descanse En Paz.