El Gobierno brasileño asegura ahora que la Copa América no está confirmada

Bolsonaro negoció la llegada del torneo al país, pero se descuelga con condiciones que ponen en riesgo su disputa

El Ejecutivo de extrema derecha exige que todas las diez delegaciones participantes estén vacunas

Brasil será la sede de la Copa América tras quedar fuera Argentina y Colombia

Brasil será la sede de la Copa América tras quedar fuera Argentina y Colombia / EFE

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Esto es el bolsonarismo: crear el caos permanentemente, poner en tela de juicio cualquier decisión y moverse por impulsos contradictorios, en su gran mayoría autoritarios. El Ejecutivo brasileño, con la participación al más alto nivel del ultraderechista Jair Bolsonaro, negoció con el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, la organización de la Copa América en Brasil, y horas después uno de los ministros, en nombre del Gobierno, puso en tela de juicio su realización.

Y todo en ello en medio de un caos político, con el Partido de los Trabajadores, que lidera Lula da Silva, recurriendo al Supremo para que prohíba la realización del torneo en un país donde ayer se alcanzaron los 462.700 fallecidos por Covid-19.

UN TORNEO POLITIZADO

Brasil salió al rescate de la Conmebol cuando el Gobierno peronista de Argentina dio marcha atrás en la organización en solitario del torneo a causa del repunte de contagios. Antes ya había renunciado Colombia por la crisis social, alimentada por una represión policial injustificable, y sanitaria que sufre.

La Copa América le viene como anillo al dado al negacionismo de Bolsonaro, y a su obsesión enfermiza contra el distanciamiento social. Es la oportunidad perfecta para legitimarse cuando el sábado, por fin, la izquierda brasileña tomó las calles para mostrar el hartazgo por la necropolítica genocida de la extrema derecha durante la pandemia,

En su lavado de imagen, el Ejecutivo impone las sedes de Brasilia, capital de país, y Manaus, donde la negligencia del Gobierno federal llegó al sumun, como se está investigando ahora en una Comisión Parlamentaria en el Senado brasileño. Que la Copa América se juegue en la capital de Amazonas es blanquear y normalizar que nunca existió un caos sanitario con centenares de infectados muriéndose ahogados por falta de oxigeno.

SEMBRANDO DUDAS

Horas después, saltó a la palestra el ministro de la Casa Civil, el general Luiz Eduardo Ramos, que había estado reunido con la CBF, para dejar en suspenso la realización del torneo en Brasil. Aseguró que aún hay negociaciones entre el Ejecutivo, la Conferderaçao y la Conmebol y puso una serie de condiciones, la más destacada de las cuales es la obligatoriedad de que las 10 delegaciones participantes (que estarán formadas por 65 integrantes) estén vacunadas contra el Covid-19 antes del inicio del torneo

La exigencia llama la atención porque hasta la semana pasada, trece equipos brasileños estaban disputando competiciones continentales, entre las fases de grupos de la Libertadores y de la Copa Sudamericana, y las autoridades brasileñas no pidieron a ningún equipo extranjero (y tampoco local) que estuviera vacunado. El pedido suena a trampa.

El Gobierno de Bolsonaro se descolgó indicando que si se disputa la Copa América será sin público, cuando semanas atrás estaba presionando entre bastidores para que la final del Campeonato Carioca, que se juega en Río de Janeiro que es un feudo de la extrema derecha, se jugase con torcedores. Es más, se propuso que el partido final entre el Flamengo y el Fluminense se trasladara del Maracaná al Estadio Nacional de Brasilia para asegurarse así la presencia de 20.000 aficionados.

Se espera que el Gobierno brasileño ratifique este martes la organización del torneo, que tiene su fecha de inicio prevista para el 13 de junio, Otro debate aún no resuelto es el de las sedes. Bolsonaro insiste en Brasilia, que podía albergar el partido inaugural de Brasil y la final, y Manaus.

Los estados de Pernambuco y Rio Grande do Norte han vetado partidos del torneo en su territorio, lo que hace inviable la participación de Recife y Natal. Sao Paulo y Bahía han anunciado que, si se siguen los protocolos locales, están dispuestos a albergar encuentros. Otra posible sede es en Cuiabá, donde se construyó el Arena Pantanal para el Mundial 2014.