Hansi Krankl. Siempre llevará al Barça en el corazón

No olvidará el apoyo del barcelonismo mientras su esposa se debatió entre la vida y la muerte durante unos días

Fue Pichichi de la Liga en su primera temporada con 29 goles y marcó un gol en la final de la Recopa de Basilea

Hans Krankl, el futbolista que 'hizo olvidar' a Johan Cruyff

Hans Krankl, el futbolista que 'hizo olvidar' a Johan Cruyff / SPORT.es

Ferran Correas

Ferran Correas

Aunque su paso por el Barça fue breve, el austríaco Hansi Krankl quedó para siempre en el corazón de los aficionados azulgranas por todo lo que se vivió en mayo de 1979.

El verano anterior había llegado al Camp Nou con la enorme responsabilidad de heredar el ‘9’ de Johan Cruyff. El entonces presidente, Josep Lluís Núñez, buscaba un goleador y apostó por quien acababa de ser el mejor realizador europeo con 41 goles. El Valencia fue una dura competencia para fichar al austríaco, que había destacado también en el Mundial de Argentina anotando cuatro goles, pero ganaron los 70 millones de pesetas que ofreció Núñez al Rapid de Viena.

En su primera temporada en el Camp Nou, su rendimiento no defraudó. Fue Pichichi del campeonato con 29 goles y su concurso fue decisivo para que el Barça ganase la Recopa de Basilea. Suyo fue uno de los goles que dieron el triunfo a los azulgranas en la prórroga ante el Fortuna de Düsseldorf. Aquel partido estuvo a punto de no jugarlo. Once días antes, cuando regresaba a casa después de un derbi, el Mini en el que viajaba con su mujer y un par de amigos sufrió un grave accidente en la Diagonal. Su esposa, Inge, se debatió entre la vida y la muerte durante unos días y cuando recuperó el conocimiento le pidió que jugase. Krankl agradeció así a los seguidores del Barça todo el cariño que había recibido. Todavía recuerda las colas de gente ante el hospital para donar sangre.

NO SE ENTENDIÓ CON RIFÉ

Aquel idilio con la afición duró poco, pues en el siguiente curso no se entendió con el técnico, Rifé, y salió cedido. Volvió para jugar con Quini, pero la llegada de Schuster supuso su adiós definitivo, pues solo podían haber dos extranjeros y Helenio Herrera eligió al alemán y a Simonsen.