30 años de la gesta del Espanyol en la UEFA

Sebastián Losada abría el marcador con este remate

Sebastián Losada abría el marcador con este remate

4 de mayo de 1988. Miércoles. 44.000 espectadores en un Sarrià lleno, 20 millones de las antiguas pesetas de recaudación (los socios no pagaban). Una noche que sigue estando muy presente en la retina de miles de pericos. ¡Qué noche!

N’Kono; Job, Miguel Angel, Gallart, Soler, Urkiaga, Orejuela (Golobart, 67’), Iñaki; Valverde, Pichi Alonso (Lauridsen, 70’) y Losada fue la alineación de Javier Clemente en una noche blanquiazul, muy blanquiazul. El Barça presentaba el fichaje de Johan Cruyff, pero el protagonismo estuvo en Sarrià y en ese 3-0 (dos goles de Losada y uno de Soler) que el Espanyol le endosaba al Bayer Leverkusen en el primer partido de la final de la Copa de la UEFA. Días después llegó la gran decepción en territorio germano.

“Disfrutamos muchísimo. Fue una época maravillosa”, recuerda ahora Javier Clemente. El técnico no duda en afirmar que “teníamos un gran equipo” y de aquella noche destaca “el espectáculo que dimos. Toda Barcelona, incluso los aficionados del Barça, querían nuestro triunfo”.

“Tocamos el cielo con la punta de los dedos”, sentencia Tommy N’Kono con referencia al posterior encuentro en Alemania que chafó la fiesta de la UEFA. “Fue una noche mágica”, dice Michel Pineda; “la gran ilusión”, opina José María Gallart, que tuvo su momento de gloria en la eliminatoria contra el Milan al anular a Gullit el futbolista de moda en Europa en ese momento.

“Fue la noche más grande vivida” atiza Diego Orejuela, el capitán de aquella plantilla que, con el paso de los años, ha demostrado que el compañerismo y el buen rollo fue básico en una Copa de la UEFA impresionante. Treinta años después tienen un grupo de WhatsApp.

“Un día como hoy, hace treinta años, se generó la mayor ilusión en la historia del Espanyol”, asegura un convencido Iñaki, que con el paso de los años llegó a ser miembro del Consejo de Administración. John Lauridsen resume aquel partido: “la banda del Espanyol, como nos llamaban, ¡cómo jugaron aquella noche! Fue increíble, inolvidable”, suelta el danés.

“Tuve la percepción que podían caer más goles y pensamos que tres eran suficientes...” comenta Juan Golobart. Para Calzón, ya delegado, la noche se resume con “lástima del travesaño”. Sí, aquel remate de Golo que pudo ser el 4-0 para completar una gesta inolvidable. ¿La vuelta? Fue otra historia.

Losada, el goleador

“Son de esos goles, pero también las sensaciones, que se recuerdan siempre; marcan tú carrera profesional”, explica Sebastián Losada. Fue la noche en que ‘El Pipiolo’ dejó de ser un pipiolo. Dos golazos (“reconozco que el segundo, el del centro de Valverde, no lo vi e intuí que era gol por la reacción de la afición”) y una noche inolvidable. “Campo lleno, las banderas... Nos habían calificado en todas las eliminatorias como 'la perita en dulce’, el rival que siempre querían los rivales, pero la 'perita' había vuelto a dar la sorpresa”, recuerda.

Unos días después llegó el mazazo de Alemania. La derrota en la tanda de penaltis.