24 horas con Toni Freixa: Futbolero y muy familiar

Toni Freixa nos abre las puertas de su piso en la zona alta de Barcelona, donde vive desde hace quince años

El candidato se siente fuerte y esperanzado, a la caza de los votos de los socios más indecisos

Toni Freixa, candidato a las elecciones del Barça

Toni Freixa, candidato a las elecciones del Barça / Javi Ferrándiz

Joan Vehils

Joan Vehils

Toni Freixa es muy futbolero.Tanto es así que su mujer, Alicia, encantadora, supo desde el día que empezó a salir con él que las oposiciones y el Barça estarían por delante de lo suyo. Ahora, después de veinte años casados y con tres hijos, el Barça sigue siendo el principal protagonista en una casa con tres hombres, una mujer y una chica. Sus hijos, gemelos, cumplieron 19 años este lunes. O sea, nacieron el veintidós del dos del 2002. El regalo al cumplir los 18 fue ir a ver un partido del Chelsea en Stamford Bridge. Claudia, la mimada de Toni, tiene 17 y quiere ser ingeniera.

Freixa es un tipo familiar que conoce bien el Barça. Desayunamos todos juntos en compañía de Luca, un ‘teckel’, antes llamado perro salchicha, que desde hace un año forma parte de la familia. Hablamos de la adicción al móvil, a la ‘PlayStation’ y de series. Alicia ha encontrado en ‘Netflix’ a su mejor aliado. A Toni no le queda tiempo para las series, solo ha visto ‘Narcos’, y es de los que se aterroriza cuando los lunes le llega la alarma con la media de horas de utilización del móvil.

Antes, se escapaban al Maresme, pero ahora se mueven por el barrio. Los Freixa viven en la avenida Pau Casals, justo encima de la plaza de Francesc Macià. El Tramonti, el Sushi 99 y La Venta son algunos de sus restaurantes preferidos. Paladar no le falta. No es de ropa pija, pero es presumido. Se mira al espejo antes de salir y se mueve por Barcelona con su BMW X6.

Es el único de los tres candidatos que estos días no utiliza chófer. Los fines de semana compra la prensa de papel, hecho que demuestra que ya tiene una edad. En octubre cumplió 52. Intenta desayunar con la familia y la cena es sagrada, aunque en plena vorágine electoral todo puede ocurrir. Ese día, pese a ser domingo, a media mañana acude a una reunión privada, ve el partido en la sede con parte de su equipo, luego un zoom, reunión de equipo de campaña y visitas de socios.

De Marc Jover y Francesc Perarrnau es de quien más consejos recibe y no preparará los debates de manera especial. No lo necesita. Tiene su programa muy claro y buena memoria. Está orgulloso del fichaje de Lluís Carreras como director deportivo. La campaña no se lo permite, pero habitualmente juega al fútbol en la Penya Anguera o con los veteranos del equipo de Stoichkov. También practica el pádel, el tenis y sale a correr a la que puede.

Me explica que cuando estudiaba las oposiciones en Madrid y se alojaba en una residencia de estudiantes, participó tirando penaltis en la Liga Marca para conseguir una entrada para la final de Champions que el Madrid tenía que disputar en Ámsterdam. Era para Eduardo, el conserje de la residencia. Las pruebas se disputaban en la Ciudad Deportiva del Madrid. Falló el tiro, pero respiró cuando al día siguiente vio a los tres ganadores con la camiseta del Madrid en la portada del Marca. ‘Yo no me la hubiera puesto. Nunca me la pondré’.

Está esperanzado con el resultado final de las elecciones del FC Barcelona. Se siente fuerte y espera que le voten los nuñistas, los que todavía no saben a quién votar y los más moderados desde el punto de vista político. “Me siento catalán y, por tanto, español”. Ha declarado en diversas ocasiones durante esta larga campaña. Mucha suerte.