Marcos Pereda: "Dinero y deporte siempre han ido de la mano: la palabra atleta significa 'el que compite por dinero"

Marcos Pereda repasa en 'Príncipes y esclavos' la historia del deporte desde una óptica desenfadada y repleta de jugosas anécdotas

"No sé qué futuro le espera al deporte, pero llevamos dos mil años entreteniéndonos con él, y lo seguiremos haciendo"

Marcos Pereda, autor de 'Príncipes y esclavos' (Editorial Ariel)

Marcos Pereda, autor de 'Príncipes y esclavos' (Editorial Ariel) / Gema Rodrigo - Ariel

Javier Giraldo

Javier Giraldo

En 'Príncipes y esclavos', Marcos Pereda (Torrelavega, 1981), jurista de formación pero también escritor y periodista, repasa de forma muy amena cómo el mundo del deporte ha evolucionado hasta convertirse en el espectáculo global que hoy es.

Sorprende comprobar que ya en Grecia y Roma el dinero y el prestigio eran una parte consustancial del deporte. Y sorprenden muchos otros detalles que Pereda explica, a veces poniendo el foco en algunos personajes que pasan por ser casi dioses de la historia del deporte.

-¿Dónde nace la motivación para bucear tanto en el tiempo, buscando los orígenes del deporte?

Siempre se ha dado por hecho que el deporte como tal arranca en el siglo XIX, cuando se empezó a regular más en serio. Pero mucho tiempo atrás ya había deporte. Yo leía eso de Cid Campeador y pensaba, 'y lo de Campeador por qué será'. Tenemos la sensación de que los Juegos Olímpicos siempre ha sido algo muy sacralizado y me preguntaba si era cierto o no. Ya en la Ilíada, cuando los barcos de los griegos están en la playa antes de una batalla... ¡eso es como una concentración previa a un partido de la Champions!

-Aunque a veces pensemos lo contrario, el dinero y las clases sociales siempre han sido importantes en el mundo del deporte.

 Sí, de hecho la palabra 'atleta' significa el que compite por dinero. Y curiosamente, el atletismo fue el último gran deporte que abandonó ese falso amateurismo. No somos conscientes pero más allá del pan y circo, ya en la época romana las masas de dinero y de poder que movían los deportes eran impresionantes, con emperadores convertidos en forofos de sus equipos.

-En este viaje, de los orígenes al deporte contemporáneo, ¿qué es lo que más te ha sorprendido?

Ya había leído algo, pero los Cotswold Games me parece algo delicioso: eso de tirar un queso enorme por una pendiente, con tipos borrachos corriendo alrededor. Me parece una idea muy potente para un reportaje, porque mezcla muchas cosas, los juegos rurales con otros juegos más tradicionales, o 'freakadas' como destrozar pianos o pegarse de leches con un trapo mojado en cerveza. Parece ser que Shakespeare mencionó estos juegos en alguna de sus obras. Tienen incluso un concurso de poesía. Es perfecto para un cantautor español: poesía y destrozar pianos, qué más se puede pedir.

-Cuestionas la aportación y el legado -o al menos el comportamiento- de algunos mitos del deporte, como Ali o Jordan.

Son personajes que ya tienen libros detrás. Y no es que escondan estos aspectos, pero para entenderlos mejor hay que explicar todas sus caras. En el caso de Ali, hay que entenderlo en su contexto, un chaval de veintipocos años, machista recalcitrante y con algunas actitudes muy canallescas, como utilizar el racismo para meterse con otros negros, o lo que hizo con Malcom X. Intento contar la historia completa.

-Jordan decía aquello de que "los blancos también compran zapatillas", como justificación para no mojarse demasiado en cuestiones relacionadas con el racismo.

Sí, era lo contrario a Kareem Abdul-Jabbar. Nike lo quiso convertir en un producto del gueto, con todo aquello de los anuncios de Spike Lee y demás... Pero claro, cuando dice eso de que los blancos también compran zapatillas, que es un tópico semigracioso, tú cambias lo de las zapatillas por cualquier otra cosa y te vale para justificar cualquier argumento.

'Príncipes y esclavos', editado por Ariel

'Príncipes y esclavos', editado por Ariel / Ariel

-Pierre de Coubertin, adalid del movimiento olímpico, merece capítulo aparte. Y no sale demasiado bien parado

Es que a veces parece que vivió hace siglos, y en realidad no hace tanto. Cuando mi abuelo nació, Coubertin estaba vivo. Todo hay que mirarlo en su contexto, y su aportación es indudable, pero también hay que apuntar que en ese mismo contexto, en ese tiempo, hubo mucha gente que no fue tan indeseable como este paisano. Es una figura importante en la construcción socioeconómica del deporte, pero no tenemos por qué no contar la otra cara: también fue belicista, machista y racista.

-El ciclismo, deporte del que tanto has escrito, vive una época dorada. Qué lejos quedan aquellos años negros de finales de los noventa...

Pero conviene recordar que durante varios años, Armstrong, que ahora es el anticristo, fue un ejemplo de esperanza, de superación y de deportista sano. Cuando atizo a Armstrong, soy consciente de estar cayendo en una parte de injusticia, porque hizo mucho por el conocimiento de la enfermedad, eso es indiscutible. En el ciclismo actual hay corredores muy atractivos, porque además coincide que alguno tiene una personalidad muy carismática y eso siempre ayuda. Suelo poner el ejemplo de Pantani, que tenía carisma pero siempre tenía un poso de tristeza, algo que literariamente puede funcionar pero desafortunadamente debió de ser complicado para él.

-En la parte final del libro reflexionas sobre el presente y el futuro del deporte. Dicen que los jóvenes ya no ven tanto deporte. O ya no lo ven como antes...

Aquí hablo un poco por lo que leo y escucho. No tengo hijos, y doy clase a gente de más edad. Pero por ejemplo, cuando se quiso crear la Superliga, la excusa era esta, que los jóvenes ya no veían los partidos. Supongo que ahora es más difícil seguir competiciones largas. En 1991 teníamos cinco cadenas de televisión, como mucho. No teníamos más ofertas de ocio. Los chavales de hoy quieren otras cosas, seguramente como todos los chavales de cualquier generación, que buscan cosas diferentes a la generación anterior. Lo que no me convence es que para intentar complacer o reenganchar a una generación, renuncies a lo que ha hecho que el deporte sea lo que es. Y sin garantías de que vaya a funcionar. Si el futuro del ciclismo, por ejemplo, es organizar etapas muy cortas y que todo esté controlado, que no se corra cuando llueve, con el objeto de enganchar a un tipo de aficionado, corres el riesgo de desenganchar a los de la generación anterior. Pero dicho lo cual, si no es fútbol o ciclismo, o el deporte que sea, habrá otra cosa, con las reglas que sean, las que alguien se haya inventado. Llevamos dos mil años así, seguramente la primera carrera de la historia fue la de dos monos erguidos por primera vez, es algo consustancial a la especie humana. No tengo una respuesta concreta sobre el futuro del deporte, pero a veces me da la sensación de que hiperventilamos mucho.

 -Tu manera de escribir suele atrapar: has logrado que el estilo coloquial suene profundo. No es fácil.

Me ha costado tiempo, pero es algo que me salió natural. Cuando eres joven eres mucho más pedante. Intentas que todas tus frases vayan a las carpetas de las adolescentes, si es que las adolescentes aún usan carpetas. Pero he ido puliendo eso, me he ido relajando. Y ahora lo que intento es escribir algo que me guste leer. Ni más ni menos. A algunos lectores no les gusta, porque consideran que es una falta de respeto, pero les puedo garantizar que escribir así, de manera llana, es difícil. Es curioso porque cuando escribo de ciclismo, parece que el tono encaja bien, pero muchas veces me han comentado que en el mundo del fútbol no estaría tan bien visto, porque muchos se ofenderían, o no entenderían según qué ironías. Habría que tomarse la vida un poco más relajadamente: tengo bastantes amigos que sufren de verdad por lo que hacen once tipos en pantalón corto a 600 kilómetros de distancia.