El Celta tritura a un desquiciado Valencia

Joan Pi

Estalló Mestalla. Con razón y contra todos. En primer lugar apuntó a Peter LimParejo y sus compañeros se llevaron lo suyo. Y tampoco escapó Estrada Fernández, que perjudicó y bastante al Valencia.

Aquello de que a perro flaco todo son pulgas podría aplicársele al conjunto ché. No habían transcurrido ni dos minutos de partido cuando el árbitro señaló como penalti una piscina del Tucu Hernández ante la no entrada del debutante Javi Jiménez, que encogió las piernas para no cometer infracción. Pero Estrada se tragó la picardía del Tucu y colaboró así en el hundimiento local. El castillo de naipes que es hoy por hoy el Valencia, empezó a derrumbarse en medio de un ambiente terrible en Mestalla.

Con el 0-1 los de Voro intentaron no irse del partido. Apretaron los dientes y siguieron adelante. Parejo, en una falta lateral, obligó a Sergio a ceder córner. Enzo, poco después, soltó un zapatazo cruzado tras una acción individual que salió ajustado. Parecía un soplo de esperanza. Pero no. Practicamente a continuación el Celta volvió a golpear. Cancelo, muy torpe en el primer tiempo, perdió el balón en la frontal del área, Bongonda aprovechó la situación y su disparo lo desvió involuntariamente el debutante Jiménez a gol.

El segundo tanto vigués fue un mazazo muy duro pero mucho peor es lo que sucedió cinco minutos después, en el 19. Contragolpe del Celta. El Tucu abre a la banda para Bongonda que deja atrás a Cancelo y acaba centrando para que Wass, en situación dudosa, remate el tercero de los visitantes y envíe al Valencia la UCI.

El ambiente se tornó irrespirable para los jugadores valencianistas, abucheados por los suyos y con la tremenda presión del marcador. Pero siguieron luchando, con más coraje que cabeza, sin entregarse al rival. Parejo, que siempre dio la cara y fue el más destacado de su equipo, pese a la continua bronca de la grada, estrelló en el larguero otra falta lateral. Tuvo una nueva ocasión el centrocampista ché, como también Rodrigo en los minutos finales del primer tiempo. Primero un tiro con la izquierda desde el interior del área que le salió alto y luego, al filo del descanso, la más clara al rematar ante Sergio una perfecta asistencia de Parejo. Pero más perfecta fue la intervención del meta, que evitó un gol que podría haber sido balsámico para el Valencia.

En la segunda mitad, el Valencia salió dispuesto a vender cara su piel. Le puso empeño, intensidad y corazón al partido y en un error de Cabral, que se durmió en un balón con toda la ventaja para él, Rodrigo acabó forzando el penalti de SergioParejo redujo la distancia desde el punto de penalti pero las fuerzas del Valencia se agotaron definitivamente cuando Guidetti, a falta de un cuarto de hora, cerró el marcador culminando una contra que se había iniciado en un saque de esquina favorable a los locales pero cuyo rechace no supieron defender. El Valencia, desquiciado por la situación, ya no fue capaz de más.