Cruyff se convirtió en eterno

2016

2016 / sport

Xavi Canals

- Johan Cruyff falleció el 24 de marzo, pero su espíritu sigue más vivo que nunca. El Barça no se entendería sin sus mandamientos

- Más allá de los títulos, su legado ha elevado al Barça a referente del mundo del fútbol

El barcelonismo sufrió una conmoción el Jueves Santo de 2016 con la noticia del fallecimiento de Johan Cruyff, a la edad de 68 años, como consecuencia de un cáncer con el que llevaba peleando hacía tiempo. Los culés perdían a una de las figuras más trascendentes de su historia. Cruyff dejaba de estar físicamente entre nosotros, pero su espíritu, tres años y medio después, continúa más vivo que nunca. Aquel fatídico 24 de marzo de 2016, el holandés pasó a ser eterno no solo para el barcelonismo, sino para todo el mundo del fútbol. Prueba de ello es la diversidad de vips de todos los ámbitos que se acercaron al sepelio que el FC Barcelona dispuso en la entrada de Tribuna del Camp Nou.

Más allá de los 13 títulos que conquistó para el Barça -21 más para el Ajax-; más allá de llevar al Museu la primera Copa de Europa de la historia del club, lo más importante es el legado que ha dejado en un club sumido en la depresión permanente y al que ha elevado a referente del mundo del fútbol. El holandés cambió por autoestima la mentalidad sufridora de una afición culé que adoptó como propios sus mandamientos. Y lo hizo como un auténtico acto de fe.

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Cruyff ya no está entre nosotros, pero su ejército de seguidores continuará y evolucionará su obra como ya hecho Pep Guardiola o puede hacer en un futuro Xavi. El Barça actual; el Barça que rompe registros, domina el fútbol y que despierta admiración se sustenta sobre la rompedora y clarividente concepción del juego con la que Cruyff cambió el fútbol. Reflexiones como «si tienes el balón, el rival no lo tiene» o «el fútbol es espectáculo, sino no es fútbol»,  eso que se ha definido como ‘ADN Barça’, marcarán la pauta eternamente en el club blaugrana. Y en el fútbol español. Sin ese rondo como base de todo que implantó Cruyff, España no hubiera conquistado nunca un Mundial y dos Eurocopas. Luis Aragonés y Vicente del Bosque también abrazaron la fe cruyffista.

¿QUÉ FUE DE ÉL?

Las relaciones entre Cruyff y las distintas directivas del Barça no fueron siempre como el barcelonismo hubiera deseado, pero el club le ha acabado dando el reconocimiento que merecía y hubiera querido. El Barça ha dado el nombre de Johan Cruyff al nuevo Mini Estadi, la primera de las obras del Espai Barça que se ha puesto en marcha. No cabía mejor homenaje al artífice del estilo Barça y un defensor a ultranza de la cantera. El club ha completado su homenaje con una estatua en la explanada de la tribuna del Camp Nou entre las del expresidente Miró Sans y otra leyenda culé, Ladislao Kubala. Su recuerdo perdurará en el tiempo con estos dos simbólicos homenajes y el trabajo conjunto del club y la Fundación Cruyff con las ‘Cruyff Courts’ repartidas por el mundo y los ‘Patio 14’ construidos en las escuelas de Barcelona.

LA LEYENDA QUE REVOLUCIONÓ EL BOXEO

Nació como Cassius Clay y murió, a los 74 años, víctima del Parkinson, como Muhammad Alí. «Era un nombre de esclavo y yo soy un hombre libre», explicó un Alí que no solo revolucionó los cuadriláteros. Su juego de pies, su agilidad y su inteligencia convulsionaron el boxeo al mismo nivel que su compromiso con la defensa de los derechos de los negros sacudió la sociedad americana. Ganó cuatro veces el título mundial de los pesos pesados, ante Sonny Liston (1964), Ernie Terrell (1967), George Foreman (1974) y León Spinks (1978). En 1967, siendo campeón vigente, se declaró objetor de conciencia y se negó a ir a la guerra del Vietnam, lo que le valió una inhabilitación de tres años y medio. Míticas fueron sus peleas con Joe Frazier, el primer púgil que le ganó. El punto culminante de su carrera llegó con la ‘batalla de la jungla’, en Kinshasa, Zaire, actual Congo, ante Foreman, el campeón, que parecía imbatible y que representaba a los blancos. Alí ganó con 60.000 africanos gritando ‘Boma ye’, ‘mátalo’, en una  lengua local, el Lingala.