Un Tour de Flandes huérfano sin Van Aert

Mathieu van der Poel tiene este domingo una autopista abierta hacia la victoria tras la ausencia de su gran rival belga, que no sabe cuándo volverá a competir después de la grave caída de esta semana

Van Aert sufrió una dura caída

Van Aert sufrió una dura caída / X

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Un Tour de Flandes (este domingo, a las 13.45 horas en Teledeporte e íntegro por Eurosport, desde las 9.45) sin Wout van Aert es como subirse a una bici sin ruedas. La grave caída del ciclista flamenco ha dejado huérfana a la carrera que se ha quedado sin el héroe que iba a correr ante centenares de miles de paisanos por muchas de las carreteras donde entrena habitualmente. Y lo peor es que, desgraciadamente, no hay fecha de retorno para uno de los corredores más espectaculares del ciclismo contemporáneo.

Lo cierto es que Van Aert no era este domingo el principal favorito al triunfo porque, con él o sin él, el gran candidato a la victoria era y es Mathieu van derPoel. Pero lo lógico y salvo un accidente como el que sufrió el ciclista flamenco el miércoles en A Través de Flandes, donde preparaba la cita dominical, era que la gran pareja del ciclocrós, las clásicas y las mejores fugas del Tour, volviera a deleitar al público en general con uno de sus fantásticos duelos.

Sin Van Aert en la escena de la carrera, Van derPoel podrá poner una pica en Flandes sin excesivos problemas porque en el horizonte, si no hay una sorpresa monumental, no se ve a nadie que pueda arrebatarle la victoria que el nieto de Raymond Poulidor ya ha conseguido en dos ocasiones. Y hasta ni merece la pena, como quien presume de haber acertado una quiniela o un euromillón, nombrar a todos los rivales con los que se encontrará la estrella neerlandesa.

Porque, ya que se cita a Poulidor, conviene recordar una frase de Jacques Anquetil. En los años 60 ellos dos vivieron un enfrentamiento deportivo, que hasta llegó a lo personal, que puso a Francia y a medio planeta ciclista en pie, en la época en la que las carreras, sobre todo el Tour, ya comenzaron a retransmitirse por televisión. Anquetil siempre ganaba y Poulidor quedaba segundo, como está ocurriendo sobre todo estos dos últimos años entre Van derPoel y Van Aert. “No quiero que otro quedé segundo por detrás de mí, quiero que sea Poulidor”. Retirados de la competición por la barrera de la edad, Anquetil y Poulidor llegaron a ser dos buenos amigos. Poulidor fue a ver a Anquetil al hospital, aquejado de un cáncer terminal. “Hasta en esto te voy a ganar ‘Pou-Pou’, pues me moriré antes que tú”.

Posiblemente, hasta la aparición de los genios Van der Poel y Van Aert, nunca había habido un duelo tan intenso y loco en el mundo del ciclismo, hasta el punto de que ambos han cruzado su camino desde la época juvenil. Por eso, la caída de Van Aert ha sido un duro mazazo, principalmente para el corredor que ha sufrido el dolor y las consecuencias del accidente, pero en líneas generales para el ciclismo.

Van Aert tuvo una fortísima caída a velocidad endiablada cuando varios corredores se fueron al suelo durante una bajada en A través de Flandes. El parte médico emitido no pudo ser más preocupante: clavícula, siete costillas y el esternón rotos; adiós no sólo al Tour de Flandes, sino a la París-Roubaix que se disputa el próximo domingo y, además, con la tremenda duda de su participación, ya en mayo, en el Giro. Nadie quiere descartarlo. Sólo se habla de su recuperación y se recuerda cómo se desgarró el muslo en la contrarreloj de Pau durante el Tour de 2019 por culpa de una valla mal colocada. Se pasó dos meses sin poder competir.

El accidente ha supuesto para el Visma, antes Jumbo, el equipo de Van Aert, un cambio de planes sin que por ahora se quiera hablar de un necesario plan B. Sin líder en las clásicas y seguramente en el Giro, el conjunto neerlandés necesita un sustituto y sin descubrir aún si Van Aert podrá estar en el Tour, donde lo desea Jonas Vingegaard. Todos saben que mentalmente no quería disputar este año la ronda francesa por lo que la ruta hacia los Juegos Olímpicos y la Vuelta podría ser su camino más deseado, pero quizás ahora no el del Visma.

Por lo demás, Flandes se presenta con sus típicos adoquines que, a diferencia de Roubaix, están colocados en cuestas duras como la ausencia de Van Aert y famosas como el Viejo Kwaremont y Paterberg, ubicados en la fase decisiva de los tormentosos 270 kilómetros de la prueba.

Por lo menos reina el optimismo de su recuperación. “Partido a partido” hablan desde Bélgica los médicos del equipo del cirujano Tom Claes que lo operó el jueves en la localidad de Herentals, donde nació Van Aert hace 29 años. El primer encuentro, en el magnífico estadio de Flandes, se lo pierde este domingo el astro belga que ha dejado a Van der Poel una autopista abierta hacia la victoria.